jueves, 28 de enero de 2010

CONVERSACIONES EN LA MASÍA DE FREIRE




Sebastián Jans






A poco más de una semana de la interpelación efectuada por el laicismo chileno a los candidatos presidenciales, y ya resuelta la segunda vuelta electoral, llegué a La Masía de Camilo Calvo, en la Región de la Araucanía. Accedía a su invitación y de su encantadora esposa Patricia, para pasar unos días en ese paraje distante de las tráfagos citadinos.
Fueron dos días distintos, ya que no hubo tiempo para enterarse de los eventos postelectorales, ni para afanarse con los comentarios de los opinólogos políticos, ni para ver la expresión eufórica del conservadurismo criollo, que después de 50 años, por primera vez ganaba una elección presidencial.
Fueron dos días de conversación y reflexión, y de acoger la experiencia de uno de los más fieles laicistas de la vieja guardia, que arrastra en su experiencia no solo el acervo vivencial de la política republicana, sino también las vivencias que el anti-republicanismo imprimió en la conciencia histórica nacional.
Camilo fue un novel Alcalde de Traiguén, a los 27 años y diputado por Malleco, antes de la ruptura democrática. Cuando sobrevino la dictadura, vino la cárcel, el traslado a Dawson, luego a Las Melosas, y por último el exilio. De regreso a Chile y durante la transición democrática fue nombrado Alcalde de Temuco. En años recientes, ha estado vinculado a nuestra red Iniciativa Laicista, aportando con su visión permanentemente asociada al laicismo, al republicanismo y al compromiso social.
Ligado a los basamentos doctrinarios del radicalismo desde su juventud, con los años emigró hacia el socialismo, con sencillez y sin aspavientos. Por cierto, en su reflexión conviven esas dos potentes almas del compromiso político, en un eclecticismo maduro, donde lo que importa es la expresión progresiva del hacer humano y su valoración por antonomasia.
De la conversación, junto a los pequeños esteros y a los múltiples árboles nativos, a las luminosas hortensias y los pastizales hirsutos, fue emergiendo un diagnóstico sobre la realidad nacional, sobre las debilidades del movimiento laicista, sobre las grandes tareas que deberán gestarse en torno a la defensa de las libertades de conciencia, sobre lo que significará enfrentar un nuevo escenario político, donde las visiones más conservadoras entrarán a controlar la ejecución política del Estado.
Fue un momento para pensar en el quehacer, en como contribuir a generar un profundo movimiento de reflexión en torno a los partidos llamados laicos, y como establecer las grandes ideas fuerzas que sean capaces de movilizar a los más amplios sectores sociales, a favor de una línea de acción fundada en la más auténtica diversidad y en el auténtico progresismo: aquel que nace de la constante evolución y del avance del conocimiento humano.
Las conversaciones en La Masía de Freire, con este notable tribuno laicista, sin duda, fueron una oportunidad personal para ganar certezas sobre lo que corresponde hacer en esta nueva etapa nacional, donde los laicistas tenemos mucho que decir.

jueves, 21 de enero de 2010

DESPUÉS DE UNA INTERPELACION




Sebastián Jans

Una semana antes de las elecciones presidenciales, un grupo de laicistas - en calidad de personas y organizaciones – hizo llegar a los medios de comunicaciones una declaración e interpelación a los candidatos a la Presidencia de la República, pidiéndoles un pronunciamiento sobre la condición laica del Estado chileno, planteada en la Constitución Política de 1925, y que no aparece claramente consignada en la Constitución de 1980, ni en su modificación de 2005.
Los documentos enviados a la prensa, a los comandos, a un conjunto de ONG y a los parlamentarios, fue ignorada por los medios escritos y de TV, y solo fueron reproducidas por medios alternativos en Internet. No hubo respuestas tampoco de los candidatos ni de sus comandos, ni siquiera haciendo llegar una nota de acuso de recibo.
Ello da cuenta de que la voluntad en torno a la laicidad del Estado, como medio de garantizar la libertad de conciencia en nuestro país, no es parte de la agenda de la actual clase política que hegemoniza las decisiones de los bloques que se enfrentaron en la segunda vuelta presidencial.
Es más. Los llamados partidos laicos – que por lo menos merecen esa denominación, producto de su historia pasada - no han tenido en los últimos 20 años la preocupación por dejar claramente establecido su compromiso con la institucionalización de la libertad de conciencia y con el aseguramiento democrático que implica un Estado laico. Las ambigüedades y las carencias en su ámbito doctrinario han contribuido de modo determinante en los vicios y errores que han conducido a su fracaso.
Debe dejarse consignado, sin embargo, que, en lo que a la reivindicación del Estado laico y los valores laicistas, después de un tercio de siglo, ha sido la Presidenta Michelle Bachelet la figura política que más fidedignamente ha representado dentro de la actual clase política los valores que hemos sostenido los laicistas, y que se vio reflejada en su interés por buscar las bases de una educación laica y por promover políticas de salud ajenas a determinismos religiosos. También su conducta se vio reflejada con su compromiso con el proyecto bicentenario de recuperación del Patio de Disidentes del Cementerio General, que fue reinaugurado la semana pasada, como reivindicación de su trascendencia en la conciencia cívica nacional.
Ello se vio reflejado también en pronunciamientos concretos, como el realizado el Día Nacional de las Iglesias Evangélicas y Protestantes el 31 de octubre pasado, al señalar: “Esta celebración es una forma de reafirmar las virtudes del estado laico en Chile, vale decir un Estado que asegura la libertad de culto, que acepta todas las creencias dentro del marco de la Constitución y las leyes, el Estado que defiende el pluralismo, la aceptación de la diversidad y la tolerancia como forma de vida”.
En marzo, como consecuencia de los resultados de las elecciones presidenciales, se inicia un nuevo periodo para nuestro país. No escapa a nuestra preocupación la opinión valórica de los líderes de los partidos de la nueva coalición de gobierno, de alto compromiso confesional, y donde no hay una referencia cierta de morigeración laicista en sus filas, salvo algunos personeros que valoramos en su honesta adhesión a nuestros valores. Destacamos a doña Lilly Pérez y don Carlos Cantero, que están llamados a ser referentes en los temas de libertad de conciencia en los próximos cuatro años, dentro de un gobierno que estará marcado por una visión de clara hegemonía católico-conservadora.
La visión patricia y confesionalista que predomina en el ADN de la triunfante coalisión, exacerbará la cautividad del Estado chileno respecto a una visión religiosa particular, y todo indica que se impondrá la misma concepción de sociedad que predominara bajo la visión refundacional y restauradora de carácter portaliano que representó en su momento la dictadura de Pinochet.
El compromiso del patriciado nacional con las concepciones autoritarias, unilaterales, totalizantes y excluyentes desde el punto de vista valórico, que se han expresado en las discusiones valóricas en el parlamento y en la sociedad civil, representado en el partido más confesional de la política chilena - la Unión Democrática Independiente - y buena parte de su aliado, el Partido Renovación Nacional, tendrá un escenario propicio para producir una gran reversión en lo poco que se avanzó en la recuperación del Estado Laico bajo los gobiernos de la Concertación.
La diversidad de pensamiento, el respeto por las minorías, la prescindencia de los poderes y personeros públicos de todo compromiso confesional, el establecer estadios institucionales que garanticen el pluralismo, la garantización activa de la libertad de conciencia, no están en la comprensión ideológica de los partidos de la triunfante coalición ni en la formación valórica de sus líderes más determinantes. No lo ha estado antes, ni nada indica que lo estará ahora.
El liberalismo que se expresa en sus filas no tiene que ver con las tradiciones liberales de carácter valórico, que se han expresado en la cultura occidental, sino con las concepciones esencialmente económicas. Esto ocurrió en la era portaliana, ocurrió bajo el régimen de Pinochet y no hay indicios de que vaya a ser diferente: la matriz patricia que modela las concepciones políticas del conglomerado son las mismas, y las lógicas de gobierno no difieren en su diseño y aplicación.
El patriciado nacional, fidedignamente representado en los partidos de la coalición triunfante, es el mismo en su carácter, en su lógica y en su composición histórica. Ello implica que los determinismos que modelan su accionar son los conocidos históricamente, y las experiencias y consecuencias las podemos encontrar en nuestra historia de modo muy nítido en las recurrencias del conservadurismo nacional.
Las fuerzas del progreso y la evolución histórica, de la diversidad y avance moral, tienen una dura tarea que necesariamente debe considerar la reivindicación de un proyecto laico de sociedad, donde retomar las virtudes de un Estado laico sirva de base para un país que se reencuentre con su propia génesis nacional y republicana. Para ello es fundamental que políticamente los partidos laicos asuman su condición de tal, y que el inmediatismo sea superado por las constantes de su carácter social y cultural.

domingo, 17 de enero de 2010

POR LA RECUPERACIÓN DEL ESTADO LAICO Y EL ASEGURAMIENTO DEMOCRÁTICO.

El 17 de enero de 2010 la ciudadanía elegirá a un nuevo Presidente de la República, cuando se realice la segunda vuelta de la elección presidencial.
Los firmantes que suscriben, miembros de organizaciones comprometidas con la libertad de conciencia y su efectivo ejercicio en la sociedad chilena, promovemos la vigencia y fortalecimiento de un Estado Laico en Chile, esto es un Estado desligado de todo tutelaje religioso o confesional.
En la actual realidad nacional constatamos que el Estado chileno, que en su Constitución de 1925 estableciera la separación de la Iglesia y el Estado, se encuentra bajo un fuerte predominio religioso, a través de la acción fáctica que ejercen sobre sus instituciones dirigentes y personeros que cumplen funciones en los distintos poderes del Estado, y que responden privilegiadamente a estrategias de determinismo confesional antes que a sus obligaciones legales y constitucionales.
En los últimos 40 años, el Estado laico ha sido vulnerado por diversos personeros de gobierno, por legisladores, por funcionarios públicos, por autoridades locales, por las cúpulas y representantes de diversas instituciones del Estado, y por líderes políticos de diverso rango, que hacen caso omiso de la prescindencia de las instituciones del Estado de toda opcionalidad religiosa.
Entrada en vigencia la actual Constitución, esta acción se manifiesta en contravención con su art. 2 del Cap. III.
En virtud de esta realidad es que llamamos a la ciudadanía a observar con especial atención la conducta de los candidatos, tomar nota de cuando han ejercido funciones de representación en el parlamento o cualquier cargo publico, evaluándolos en su pensamiento y su conducta, y verificando si efectivamente son personas que tienen una efectiva conducta democrática frente a las cuestiones de conciencia.
Llamamos a los chilenos de espíritu libre a no votar por quien ponga sus puntos de vista religiosos por sobre el interés de sus electores y la diversidad de conciencia que existe en el país.
Sin la recuperación de un Estado Laico y sin el compromiso de sus representantes con el respeto efectivo a la libertad de conciencia, la democracia no podrá adquirir una verdadera condición de tal, y solo será un instrumento en función de intereses particulares, que inducen a una institucionalidad contraria a los valores republicanos, constituyentes de una verdadera democracia. Solo una institucionalidad laica del Estado permite que una democracia sea verdadera.

04 de Enero de 2010

Agrupación de Mujeres Amulén

Aguirre Ayala Herman

Aliste Almuna Enrique

Arancibia Fernández Freddy

Arancibia Figueroa Freddy

Castro Hidaldo Abelardo

Centro Cultural Latinoamericano

Centro Cultural Rector David Stichkin Branover

Centro Cultural y Social Seamos Más

Chamorro Avilés Sergio

Cisternas Ulloa Emilio

Compañia de Teatro Espontáneo La Fragua

Córdova Echeverría Francisco

Federación de Estudiantes ULARE. Concepción

Galleguillos González Ricardo

Gutiérrez Luengo René

Herrera Guerrero Gonzalo

Iniciativa Laicista para la Consolidación de la Sociedad Civil

Jans Pérez Sebastián

Kantar Contreras Mauricio

Leiva Villagrán Carlos

Mastrolonardo Massimo

Medina González Rodrigo

Molina Anabalón Carlos Eduardo

Monsalvez Araneda Danny

Movimiento de Acción Librepensadora

Moyano Barahona Cristina

Olivera Benítez Exequiel

Organización C.I.D. Ciudadanos Independientes Democráticos

Ortiz Jerez Carolina

Ossandón Correa Fernando

Piñats Phillipi Alejando

Ponce Riveros Freddy

Ramírez Alvarez Diego

Robles Estay Hernán

Robles Ortiz Claudio

Rojas Leal Enrique

Rojas Norambuena Emilio

Ruiz de la Fuente Luis Antonio

Saavedra Aguillón Hernán

Salvo Inostroza Camilo

Sanhueza Zúñiga Esteban

Santibañez Ibarra Luis

Suazo Peña Bernardo

Superby Ríos Julio

Valdebenito Iturrieta Milton

Vivanco Gómez Dionisio

Vega Cid Roberto





Vocería:
Camilo Salvo Inostroza Fono 02 475 8446
Hernán Saavedra Aguillón Fono 8 233 7180

Interpelación a los candidatos a la Presidencia de la República.

Las organizaciones y personas laicistas suscriptoras del presente documento, se dirigen a los candidatos presidenciales, para conocer su opinión sobre los siguientes aspectos, toda vez que la contienda electoral en marcha para elegir Presidente de la República, hace propicia la oportunidad para conocer su disposición a impulsar iniciativas que profundicen el carácter laico del Estado en Chile.

Como es de conocimiento general, en el año 1925 el Presidente Arturo Alessandri Palma llegó a un acuerdo con la Iglesia Católica, en virtud del cual el Estado de Chile abandonó su carácter confesional, que anteriormente proclamaba como religión oficial a la católica, apostólica y romana. Este acuerdo, que se conoce como separación de la Iglesia del Estado, fue ratificado en la Constitución de 1925, declarándose el Estado chileno formalmente laico a partir de entonces, y, como tal, garantía del respeto a la libertad de conciencia y a la tolerancia religiosa.

Con esto, el Estado de Chile dio un paso trascendental en la consolidación de su carácter republicano, la que se caracterizó por un proceso que avanzó destacadamente hacia la independencia de los poderes estatales respecto de la institucionalidad eclesiástica.

Sin embargo, a partir de la crisis institucional que desembocó en la dictadura y, luego, con la recuperación de la vida democrática en el país, la realidad política y el desarrollo institucional ha estado marcado por el manifiesto compromiso de personeros del Estado con sus ideas religiosas, que prevalecen por sobre el bien común. Este proceso ha conducido a una cierta reversión en el Estado laico, que se manifiesta por la frecuente aceptación de determinismos religiosos específicos en las decisiones políticas o en la conducción de las instituciones del Estado.

La realidad social del siglo XXI, sin embargo, muestra una creciente diversidad religiosa y moral, constituida no sólo por una mayor cantidad de religiones que se disputan el mundo de los creyentes, sino también por conglomerados cada vez más significativos de agnósticos y ateos, los cuales también contribuyen a la conformación de los grandes valores éticos que requiere una sociedad para hacer posible una sana e integradora convivencia.

Asimismo, es creciente la diversidad de grupos y movimientos que representan distintas sensibilidades sociales, culturales e individuales cuyos intereses y aspiraciones se entrecruzan, y frente a los cuales el Estado, independiente de ellos, y al igual que en relación con las religiones y las convicciones filosóficas, debe velar por el respeto a sus libertades y derechos fundamentales, garantizando la expresión de su diversidad.

El Estado en la concepción laicista, es garantía de la integración de todos los ciudadanos en la esfera pública, manteniéndose absolutamente independiente del control y de las normas de las confesiones religiosas y de las convicciones filosóficas y personales, aún cuando procura que todos los intereses en ese campo tengan derechos de expresión y canalización a través de la institucionalidad política republicana y democrática.

En el contexto actual expuesto, consideramos imperioso que el Estado chileno retorne al camino que ha extraviado en gran medida por 40 años. Ello permitirá abordar muchos temas que afectan a las personas y a los objetivos nacionales, entre los cuales mencionamos los siguientes:

1.
Hacemos un llamado a los candidatos presidenciales y a la clase política a incluir en su agenda la regulación legal del aborto, sin prejuicios y en todas sus complejidades y matices, ponderando los antecedentes que proporciona el conocimiento científico y la jurisprudencia internacional, dentro de un contexto de amplia difusión a la comunidad, que la sensibilice respecto a la realidad social de los abortos clandestinos y de los embarazos adolescentes.

La largamente evadida discusión acerca del aborto terapéutico a contrapelo de los numerosos requerimientos que han efectuado, a lo largo del tiempo, diversas organizaciones del país y del exterior, incluidos el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Comité de Derechos Humanos, ambos de Naciones Unidas, que han reparado en que las disposiciones limitativas absolutas respecto al aborto terapéutico, incluido el caso en que existe riesgo vital para la mujer embarazada, colocan a Chile en una situación de anacronismo extremo respecto al reconocimiento que los cuerpos legales de la inmensa mayoría de los países del mundo han efectuado a este derecho de la mujer. Estimamos de un humanitarismo elemental restablecer a la brevedad el derecho al aborto terapéutico en caso de peligro vital para la mujer embarazada.

Cabe tener presente que la legislación regulatoria sobre el aborto en general, más allá del aborto terapéutico, está vigente en la gran mayoría de los países, donde se permite la realización del aborto fundado en la precariedad física o psíquica de la mujer, en casos de violación o incesto, en situaciones de inviabilidad del feto, y aún, en algunos casos, sin expresión de causa dentro de las primeras semanas de embarazo.

Estas disposiciones, vigentes incluso en países en que la Iglesia Católica tiene alta presencia, como Bélgica, Francia, Italia y España, por ejemplo, reflejan la laicidad de los Estados que entienden que deben garantizar el ejercicio de la libertad de conciencia para la ciudadanía en general y no puede forzar a todos los ciudadanos a aceptar los preceptos derivados de creencias religiosas, por mayoritaria que la religión pudiera ser en la población.

2.
Hacemos un llamado a los candidatos presidenciales y a la clase política a que haga efectivos, en la Constitución y la ley, los derechos sexuales y reproductivos de la población, a cuyas formulaciones internacionales ha adherido Chile, pero que en la práctica son denegados en situaciones concretas. El pleno ejercicio de estos derechos debe permitir a cada ciudadano y ciudadana decidir libre y autónomamente la sexualidad que desea vivir, con derecho a no ser discriminado por el Estado ni por la sociedad en relación con su conducta sexual, como asimismo a vivir la sexualidad protegida del riesgo de adquirir enfermedades de transmisión sexual y en forma independiente de la reproducción.

La patética resolución del Tribunal Constitucional chileno que en 2008 declaró inconstitucional la distribución de la denominada "píldora del día después" en el sistema público, evidenció que una concepción particular de fe acerca del comienzo de la vida está enquistada en el propio texto constitucional, que se convierte así en un obstáculo mayor para los efectos de ampliar las posibilidades de ejercer los derechos de libertad de conciencia y de autonomía individual.

3.
Hacemos un llamado a los candidatos presidenciales y a la clase política a aceptar que en el Chile actual, se verifican situaciones que derivan de los cambios en las prácticas de convivencia social, que requieren ser protegidas en conformidad a un Estado laico, respetuoso de las opciones religiosas de cada cual, pero independiente de las disposiciones y presiones de las instituciones y autoridades eclesiásticas.

El Estado debe procurar amparar la variedad de uniones civiles que se verifican en la práctica social, como es el caso de las uniones homosexuales, las parejas heterosexuales en convivencia y las familias monoparentales, todas las cuales, a pesar de su vigencia en los hechos, están en desmedro para ejercer los derechos que la Constitución y la ley aseguran a las estructuras familiares reconocidas.

4.
Hacemos un llamado a los candidatos presidenciales y a la clase política a asumir la lamentable postergación que en el plano constitucional y legal chileno, se está dando a la legitimación de la aplicación en medicina de procedimientos terapéuticos derivados de los más recientes avances en biología molecular, tales como fertilización in vitro o la terapia génica, y cuya aplicación permite beneficios tales como el logro de la concepción en parejas infértiles, hacer tratables enfermedades hasta ahora incurables y mejorar la calidad de la vida humana.

Temas como el uso de células madre de embriones humanos en curación de enfermedades suscitan rechazos que están fundados en concepciones religiosas particulares que no comprometen a la población ajena a tutelas religiosas, la que tiene derecho a exigir de sus representantes políticos que los usos de tales técnicas constituyan opciones reales en los sistemas públicos de salud.

Las valoraciones religiosas particulares no pueden bloquear la posibilidad de que la ciudadanía pueda recurrir a todas las opciones médicas que ayuden a salvar sus vidas, curar sus enfermedades o aliviar su dolor, sin violentar la libertad de conciencia y autonomía individual de cada cual, teniendo presente que finalmente la facultad de consentir o no que los procedimientos terapéuticos se apliquen en su propio cuerpo reside en cada persona individual.

5.
Hacemos un llamado a los candidatos presidenciales y a la clase política a aceptar sinceramente que la libertad de conciencia y la autonomía personal son derechos ciudadanos que el Estado debe respetar, y que, a su vez, debe contribuir a formar. Esto sobre la base de una educación pluralista y de la más alta calidad, de tal modo que los educandos egresados, aparte de estar preparados y orientados conforme a su vocación técnica y profesional, sean hombres y mujeres autónomos para decidir los modos y estilos que llevarán en su vida social, para adoptar o no ideologías o partidismos políticos, y para asumir o no convicciones filosóficas o religiosas.

A esto se oponen los programas educacionales vigentes cuando contemplan la vigencia de la asignatura de religión, concebida como una doctrina particular proselitista destinada a captar la adhesión del educando. Esta enseñanza, por optativa que sea, es un atentado al desarrollo y formación de la conciencia libre de los niños. Nos parece impropio que la enseñanza que es financiada por el Estado, con contribuciones de todos los ciudadanos, mantenga las clases doctrinarias de religión establecidas sobre la base de privilegios respecto de una fe particular.

Estimamos necesario que el Estado ponga término al adoctrinamiento en los establecimientos que mantiene o que financia, sin perjuicio de abrir debate respeto a la forma en que debe ser entregado el conocimiento no doctrinario acerca de la religiosidad en general, de las religiones en particular, o de cualquier opción espiritual, como parte de la formación integral del estudiante.

6.
Hacemos un llamado a los candidatos presidenciales y a la clase política a comprometerse en cuanto a que el Estado Laico debe ser prescindente respecto de la actividad religiosa y ello debe significar su independencia respecto de la influencia de las instituciones religiosas, pero también implica que el Estado debe abstenerse de concurrir al financiamiento de las actividades religiosas.

La denominada Ley de Cultos de 1999, que estableció un reconocimiento de igualdad jurídica para las iglesias y organizaciones religiosas, dejó expresamente establecido que el Estado reconocía el ordenamiento de derecho que tuvieran las iglesias a la publicación de la ley, con plena capacidad de goce y ejercicio, lo que ha permitido a la Iglesia Católica mantener derechos excepcionales en desmedro de otras confesiones.

En atención a lo expuesto en los puntos anteriores, es preocupación del mundo laicista el debilitamiento del rol del Estado como ente garante de la pluralidad de conciencia en la sociedad civil. La libertad de conciencia, debemos precisarlo, es mucho más amplia que la libertad religiosa. La realización de la libertad de conciencia requiere complementarse con la igualdad efectiva de oportunidades. Un camino efectivo en ese ámbito lo sugiere la realidad de Bélgica, donde el Estado actúa en función de garantizar los derechos de conciencia más allá de la pluralidad religiosa.

En la actualidad, la abrumadora presencia de una visión religiosa, en forma directa o indirecta, en la propiedad y administración de establecimientos de educación básica, media y universitaria, así como en los medios de comunicación radiales, televisivos e impresos, posibilitada por la consideración mercantil que se ha otorgado a estos espacios, y por el acceso al poder económico que dicha confesión ha logrado, permite un dominio ideológico en la sociedad que presiona sobre el Estado.

El Estado, para garantizar efectivamente los derechos de conciencia, requiere el término de este dominio ideológico confesional monopólico, que se sustenta en el poder económico, donde la expresión de grupos sociales ajenos a ese dominio o a esa adhesión religiosa resulta acallada en su derecho a participar en la conformación de la opinión y la voluntad moral ciudadana.

Estimamos que el Estado debe contribuir a garantizar la igualdad de oportunidades en la expresión de la diversidad, por una parte, fortaleciendo las opciones estatales y laicas de educación, a todo nivel, y, por otra, gestionando el pluralismo informativo, desideologizado y no discriminador, a través de redes públicas de información de amplio y profundo alcance, con financiamiento estatal, que abra espacios reales a la expresión de la creciente diversidad social y cultural de la comunidad.

En atención a los conceptos que hemos señalado, nos permitimos interpelar a los candidatos a Presidente de la República, invitándolos a hacerse cargo de las reflexiones del presente documento y a pronunciarse pública y decididamente en apoyo del fortalecimiento del Estado laico.


Santiago, enero de 2010.

Agrupación de Mujeres Amulén

Aguirre Ayala Herman

Aliste Almuna Enrique

Arancibia Fernández Freddy

Arancibia Figueroa Freddy

Castro Hidaldo Abelardo

Centro Cultural Latinoamericano

Centro Cultural Rector David Stichkin Branover

Centro Cultural y Social Seamos Más

Chamorro Avilés Sergio

Cisternas Ulloa Emilio

Compañia de Teatro Espontáneo La Fragua

Córdova Echeverría Francisco

Federación de Estudiantes ULARE. Concepción

Galleguillos González Ricardo

Gutiérrez Luengo René

Herrera Guerrero Gonzalo

Iniciativa Laicista para la Consolidación de la Sociedad Civil

Jans Pérez Sebastián

Kantar Contreras Mauricio

Leiva Villagrán Carlos

Mastrolonardo Massimo

Medina González Rodrigo

Molina Anabalón Carlos Eduardo

Monsalvez Araneda Danny

Movimiento de Acción Librepensadora

Moyano Barahona Cristina

Olivera Benítez Exequiel

Organización C.I.D. Ciudadanos Independientes Democráticos

Ortiz Jerez Carolina

Ossandón Correa Fernando

Piñats Phillipi Alejando

Ponce Riveros Freddy

Ramírez Alvarez Diego

Robles Estay Hernán

Robles Ortiz Claudio

Rojas Leal Enrique

Rojas Norambuena Emilio

Ruiz de la Fuente Luis Antonio

Saavedra Aguillón Hernán

Salvo Inostroza Camilo

Sanhueza Zúñiga Esteban

Santibañez Ibarra Luis

Suazo Peña Bernardo

Superby Ríos Julio

Valdebenito Iturrieta Milton

Vivanco Gómez Dionisio

Vega Cid Roberto


Vocería:
Camilo Salvo Inostroza Fono 02 475 8446
Hernán Saavedra Aguillón Fono 8 233 7180