sábado, 18 de diciembre de 2010

REDUCCIÓN DE LAS HORAS DE CLASES DE HISTORIA

Sebastián Jans





El anuncio de la reducción de las horas de clases de historia en los programas de educación, por parte de la autoridad responsable me ha parecido muy coherente. Sabemos que el Sr. Ministro de Educación tiene una concepción particular sobre la vida y la realidad bastante concreta, que no puede sino reflejarse en su concepción sobre la educación y los objetivos educacionales. Él es coherente con lo que son sus convicciones.
La historia es una mirada en torno al hombre y a partir del hombre. Es un reconstituir el pasado para interpretar las circunstancias que determinan nuestro presente y permite sacar conclusiones hacia el futuro. La historia enseña y permite aprender de ella. Ello implica reconocer la condición del hombre como un ser histórico, que se construye a partir de sus fracasos y éxitos.
No es posible hablar de un humanismo sin establecer la reflexión histórica sobre los antecedentes del pasado que nos aportan las distintas disciplinas del conocimiento humano, (antropología, arqueología, etnología, historiografía, etc.), y que nos permiten construir una lectura de esos antecedentes, para la libre interpretación de las personas en la perspectiva de construir sus propias convicciones de vida.
Sin la reconstrucción histórica sería imposible determinar nuestra evolución como especie en el tiempo, ni entender nuestras propias raíces como civilización, ni entender nuestra evolución nacional. Sin historia careceríamos de una explicación sobre los efectos del pasado en el presente, y no tendríamos como asumir los desafíos del futuro. Seríamos incapaces de aprender, ya que no tendríamos socialmente la concatenación referencial que da la experiencia acumulada, no tendríamos un juicio crítico, propio de una conciencia que es capaz de dar una perspectiva a su transcurrir en la vida. Seríamos como los villanos de la Edad Media, atrapados en una temporalidad marcada por el Juicio Final, y la permanente observación de determinadas obligaciones frente a ciertos poderes, previas al momento en que este transcurrir azaroso de la vida llegara a su desenlace, y correspondiera enfrentar el juicio del Creador.
Sin la historia, en nuestra civilización occidental, bastaría con el relato bíblico para saber de dónde venimos, que somos y para donde vamos. Es lo que un hombre de fe necesita, y no es necesario distraerlo en cuestiones que condicionan la debida observancia de los preceptos de la fe. Al respecto, recuerdo un pequeño evento del que fui testigo, no hace muchos años: un pastor hablaba del paraíso, y una fiel le preguntó derechamente si los dinosaurios habían estado en el paraíso; el pastor sonrío con cierta ironía y respondió “los dinosaurios, querida señora, están en Jurasic Park”.
Si el Sr. Ministro de Educación es un hombre de fe profunda, es probable que considere que un poco de historia basta para ciertas referencias esenciales. Considerará adecuado un poquito de esto o de aquello. Lo justo y necesario para no distraer a los educandos de su deber de formarse adecuadamente para el mundo laboral. El Sr. Ministro debe entender que cada persona viene a cumplir un rol predeterminado, y alejarlo de esa misión es ponerlo a contrapelo del determinismo divino y de su lugar en el espacio y el tiempo.
¿Qué importancia puede tener para un buen trabajador el que los egipcios adoraran unos dioses extraños? ¿Qué valor puede tener para un buen funcionario el paganismo de la Hélade, con sus vericuetos intelectuales y sus marmóleas figuras semidesnudas? ¿Para qué meterles en la cabeza que hubo un tribunal que mandaba a quemar a los que ponían en tela de juicio a una jerarquía religiosa y sus dictados absolutos? ¿Necesita eso un buen empleado al que Dios le determinó un lugar en la vida y la sociedad? ¿Necesita algo más que la palabra de sus pastores?
Efectivamente, me parece coherente lo que hace el Sr. Ministro, sobre la base de sus más profundas convicciones. Para eso quiso ser Ministro de Educación.
No me imagino al Sr. Ministro reintroduciendo el conocimiento filosófico en los liceos, ni reponiendo clases de educación cívica, ni abriendo espacios para la reflexividad y la libertad de conciencia. Me lo imagino más bien, en los próximos anuncios, estableciendo la obligación de las clases de religión y fomentando la vida piadosa a través de los programas educacionales de enseñanza básica y media. Al fin y al cabo - debe pensar -, solo con una condición espiritual determinada por una firme convicción en la fe, cada cual estará en camino para enfrentar adecuadamente a su Creador. Más aún cuando se ha cumplido con esmero la tarea que Aquel le ha entregado a cada uno en este mundo.
Tras la reforma que se anuncia en la educación chilena, hay una comprensión unilateral de la vida y la realidad. Hay un proyecto ideológico que quedó inconcluso hace más de 20 años, y que viene a retomar fuerzas bajo la legitimidad que, a los actuales gobernante, les da haber llegado al poder por medio de una decisión democrática. Todo lo necesario para establecer un proyecto de hegemonía está debidamente previsto.
La reforma que se pretende impulsar está directamente relacionada con un conjunto de procesos de hegemonización que se han consolidado incluso bajo la democracia, lo cual los hace aparecer inobjetablemente legitimados. La prensa diaria está en manos de una mirada esencialmente homogénea y unilateral y solo aparecen las diferencias como consecuencia de los parámetros de competitividad que señala el mercado. Sesgos de otro tipo no los hay. La televisión abierta está puesta en una misma línea editorial. La televisión por cable se muestra neutra, cuando no obsecuente con las grandes visiones corporativas que nutren sus presupuestos de avisaje.
La pauta de interés social se encuentra subordinada a procesos que buscan anular toda manifestación de ciudadanía, de pluralidad y auténtica convivencia. Los temas de la agenda nacional se subordinan a tres poderes que se homogenizan toda posibilidad de debate: el gran empresariado confesional, la clase política confesional y los medios de comunicación subordinados.
El Estado se desentiende cada vez más de todo aquello que establezca garantías para un verdadero imperio de las libertades de conciencia. Por el contrario, cada vez se hace más neutral frente a la expansión de determinadas visiones unilaterales. Y en esta problemática, la neutralidad significa obsecuencia.
En ese contexto, la educación está esencialmente en manos privadas. Aquellas instituciones educacionales que detentan el sello unilateral de la fe verdadera, reciben donaciones y se robustecen al amparo del empresariado. El Estado contribuye desde hace rato con recursos ingentes, emanados de las tributaciones de moros y cristianos.
La reforma educacional impulsada por el Sr. Ministro de Educación y el actual gobierno, incluyendo la reducción de las horas de clases de historia, debemos reconocerla entonces en su coherencia ideológica con quien la promueve.
Rebatirla y llevarla al debate público es una tarea que debemos abordar cotidianamente, por el bien de la sociedad democrática y de la libertad de conciencia. Es necesario ocupar todos los canales que nos permitan poner en evidencia su naturaleza. En ello se juega la existencia misma de la libertad de conciencia. No hacerlo puede retrotraernos hacia un tiempo de tinieblas donde imperaba solo una concepción de la vida y de la realidad. Cuando ello ocurre, muere la libertad en su esencia.

INSTRUMENTALIZACION DEL MIEDO

PROF. DANNY MONSALVEZ ARANEDA



En una de las tantas conferencias que dictó Michel Foucault, señaló que la delincuencia tenía cierta utilidad económica y política. Lo anterior podría concatenarse de la siguiente forma: si quieres “vender” un discurso de seguridad, lo primero que debes hacer es difundir inseguridad. En otras palabras, a través de medios de comunicación, aparatos del Estado, las ideologías se va construyendo socialmente un imaginario de vulnerabilidad, de un peligro que asecha, el cual crea las condiciones de indefensión y miedo. Paralelamente a aquello, se promete la solución, desde frases como “fin a la puesta giratoria”, “ganar la batalla a la delincuencia”, “tolerancia cero”, ofrecer “botones de pánico”, servicios de seguridad, cámaras de vigilancia y hasta fundar instituciones que amparadas en una determinada ideología prometen soluciones centradas en mecanismo de control social.
Como señala Norbert Lechner, un gobierno no puede prometer seguridad y certidumbre a los ciudadanos; por lo tanto, descarga la angustia acumulada a través de campañas contra la delincuencia, con lo cual crea en la población sentimientos de desamparo y miedo, pero este miedo es producto de la vulnerabilidad que se siente frente al otro, a lo desconocido.
De esta forma, uno de los puntos centrales de la (actual) dinámica social es el miedo o temor a la delincuencia. Es aquí donde entra en juego toda una construcción social sustentada -entre otras cosas- en el deseo del orden, del “statu quo”; para mantener aquello (también el progreso) se requiere de un peligro que asecha, un actor o sujeto que se demanda controlar socialmente. Bajo este escenario, el miedo es apropiado por otros para manipularlo, instrumentalizarlo y luego devolverlo a través de diversas formas y expresiones a la sociedad, constituyéndose en uno de los principales dispositivos de disciplinamiento social. Disciplina que el citado Foucault señalaba como una de las formas de poder por medio del cual se controla, domina el cuerpo social, es decir a los individuos.
Aludiendo nuevamente a Lechner, si se requiere contrarrestar la manipulación e instrumentalización mediática, económica y política que se hace de nuestros miedos, debemos hacernos cargos del lado más oscuro de la vida cotidiana, para de esa forma evitar que un discurso populista movilice la subjetividad vulnerada de los ciudadanos.


(Columna de opinión publicada en El Diario de Concepción, miércoles 15 de diciembre de 2010, p. 2. http://www.diariodeconcepcion.cl)

martes, 23 de noviembre de 2010

¿A QUÉ LE TIENEN MIEDO?

Por Lenguaraz (Mov. de Acción Librepensadora)






Ante la actual coyuntura en la UdeC es dable confundirse. Declaraciones cruzadas, alianzas torcidas, lobos con piel de oveja… en fin, y todo debido a ciertas modificaciones que ahora introducen los nuevos estatutos FEC elaborados por el Congreso 2010.

Las Juventudes Comunistas (JJCC) aliados extrañamente con el Movimiento Gremial (MG) se han negado tajantemente a aceptar la validez del nuevo cuerpo normativo aduciendo argumentos insostenibles, inflados con el tufo del sensacionalismo más barato. Llaman a plebiscito en nombre de la democracia, soportando su propuesta en una pueril interrogante: ¿A qué le tienen miedo?

Sacando un poco en limpio y sorteando en general las trampas mediáticas que el “establishment” político universitario se ha esmerado en instalar contra el estudiantado, aparecen a flote como pestilentes peces muertos las verdaderas razones y móviles que tienen las fuerzas partidistas tradicionales para vestir de lana inmaculada y esconder sus colmillos.

MOTIVOS OSCUROS

Muchos de estos dirigentes han anunciado en diversas oportunidades sus intenciones de seguir una carrera política. Para ello se afilian a partidos o a fundaciones vinculadas a partidos que les permiten juntar puntos y ser evaluados por una colectividad mayor y que los tendrá en consideración o no para candidaturas futuras atendiendo a su desempeño. Veamos los casos más emblemáticos.

Las personas de las JJCC este año no lograron levantar ninguna movilización. No lograron someter la Federación a los dictámenes de la CONFECH (Confederación de Federaciones de las Universidades de Chile, órgano también controlado por las JJCC). No posicionaron de buena manera el nombre de su colectividad; y para peor, finalizando el año entregan la federación con unos estatutos que perjudican su lógica de jerarquías y autoridades por privilegiar la organización de bases (a través de las asambleas de carrera). ¿Estarán muy bien evaluados en el partido? ¿O por el contrario sus ansias de ser candidatos se ven más o menos truncadas?

Los muchachos de la derecha más tradicional (y más extrema, personificados en la versión chilena del Corporativismo Franquista [MG]) no cuentan una historia muy diferente a la del párrafo anterior. Además de replicarse algunas situaciones antes dichas, se suma la situación de que la FEC es ahora una institución que se declara ANTICAPITALISTA, controvirtiendo la piedra angular de su doctrina. ¿Cómo serán vistos desde sus obediencias más altas cuando encabecen una herramienta que ha sido instituida para luchar contra la esclavitud en forma de deuda y de crédito que eufemísticamente se ha llamado “capitalismo”?

Por último, los aparecidos “Águilas”, (ese partido fundamentalista religioso que satura los espacios de la ciencia y la filosofía con carteles colmados de amenazas bíblicas e invasivas frases que acusan fanatismo) tampoco se escapan de esta realidad. De hecho, los cabecillas de este movimiento ya se han candidateado para concejales en períodos pasados, lo que marca un claro precedente en cuanto a sus reales intenciones.

Corresponde aquí h hacer un alcance. Aquí no estamos cuestionando las voluntades (legítimas por lo demás) de hacer carrera política. No estamos tampoco cuestionando sus aptitudes. Estamos clarificando nada más lo que realmente está moviendo a estos personajes a patalear como lo han hecho y a solicitar un plebiscito carente de fundamentos que de democracia tiene sólo la pinta.

TODAVÍA MÁS

Si cualquiera de ustedes solicita las rendiciones de cuentas de quienes se han repartido la federación por ya casi un decenio, podrá constatar no sólo que los nombres y las coaliciones se repiten una y otra vez, sino que además se tomará razón de que el dinero que se entrega para la organización estudiantil ha sido gastado, en su amplia mayoría, en transporte, teléfono, alimentación y “servicios” (claramente en beneficio directo de quienes hoy intentan travestirse de paladines de la democracia).

El jueguito electoralista que permitían los estatutos que las fuerzas conservadoras se resisten a dejar ir era una plataforma perfecta para aparecer en los medios, para imponer decisiones, para desviar recursos, y, en definitiva, para preparar el currículum que los impulsaría al mundillo de la farandulera y retorcida política adulta.

ASÍ NO MÁS

No son ideales ni profundas convicciones lo que ha movido a estos sujetos. Es sencillamente su proyección laboral a mediano y largo plazo que están viendo amenazada por una lógica que prescinde de paternalismos. Comprendiendo la forma en cómo funcionan estos partidos tradicionales en su aspecto juvenil, se comprende por analogía por qué la política adulta está tan viciada. Recordemos que estos mismos saltimbanquis serán los representantes del mañana si es que no aprendemos a organizarnos desde las bases.

El Ocaso del Ciudadano

Por Hernán Saavedra A.



El desarrollo de los países y el tipo de sociedad que se construye entre todos se articula gracias a las capacidades, competencias, habilidades y valores imperantes entre sus ciudadanos. Es reflejo de su formación, educación y cultura.

Con el recorte de horas lectivas de Historia lo que estamos observando es la continuación de un proceso iniciado bruscamente hace 37 años, que ha incluido la eliminación de filosofía y educación cívica de los currículos obligatorios, entre otras medidas de coerción al espíritu crítico, a la libertad de pensamiento y a las libertades individuales, llevadas a la práctica con el objetivo de minimizar el disenso en el contexto inicial de un gobierno no-democrático.

La des-ciudadanización de las nuevas generaciones y la transformación de una sociedad informada y participativa en una sociedad abúlica y desconocedora en términos cívicos y políticos, que no es capaz de hacerse cargo de su propio destino por carecer de las distinciones e información necesaria para opinar y aportar fundamentadamente al diseño de su futuro, no es casual y, desde una aproximación sociológica, no es un síntoma que auspicie un futuro esplendor para nuestro país.

Un “no-ciudadano” no sólo no exige los derechos que lo asisten como parte de un país moderno mínimamente desarrollado – ni siquiera los conoce- , sino que, además, no aquilata debidamente sus deberes y responsabilidades con la sociedad de la que forma parte. Llevado a un plano más personal, es un individuo que, en la práctica y sin conciencia de ello, no se ocupa ni “pre-ocupa” por el futuro de sus hijos y nietos; en realidad, en su ignorancia y anomia, ni siquiera del suyo propio.

No contar con verdaderos ciudadanos, con conocimientos y competencias que le permitan opinar y decidir con fundamentación, sino con meros individuos orientados a la producción y al consumo, con limitadas capacidades cívicas y nulo espíritu crítico… ¿Es así el Chile que queremos?

Gobernar para hegemonizar

Prof. Danny Monsálvez Araneda




Hace tiempo vengo sosteniendo en los círculos de la academia y entre mis amigos, que la llegada de la derecha al gobierno, no se reduce meramente al cambio de una coalición por otra, la mera alternancia en el gobierno propia de la democracia, sino que detrás del mentado discurso del cambio, de la nueva forma de gobernar, de aquella construcción (mediática o no), existe un proyecto cultural, ideológico que apunta a la configuración de un proyecto hegemónico, bajo un lenguaje técnico, economicista y desideologizado.

La implementación de algunas medidas, proyectos, la forma hacer política y el mentado discurso del consenso y la unidad nacional, son expresiones de como se va cimentando un proyecto de sociedad y persona; para aquello se tienen aparatos ideológicos muy potentes y funcionales como universidades (educación) y medios de comunicación (alieneación). Conjuntamente, se carece de una real oposición política, la cual sigue sumergida en una letargo y que a lo más es una instancia reactiva ante lo que propone el gobierno. Asimismo, los ciudadanos -al parecer- encandilados con las parcas rojas, la pirotecnia comunicacional, los discursos grandilocuentes, la fraseología y una que otra puesta en escena, parecen inmóviles y meros espectadores (consumidores).

Progresivamente se consolida el dominio, concentración y uniformidad del espacio público (que decir del privado). No conforme con aquello, ahora se apuntan los dardos a un área fundamental como es la historia y las ciencias sociales; disciplinas que promueve y contribuye al desarrollo de un pensamiento crítico y reflexivo. Entonces, ¿qué hay detrás de esta medida?, ¿simplemente “emular” a los países que tenemos como referentes a nivel internacional?; ¿seguir las indicaciones de la OCDE?. Quien podría estar en desacuerdo con mejorar el nivel de la educación, el punto es cómo y desde dónde y si aquello implica “perjudicar” determinadas áreas del conocimientos para “beneficiar” a otras.

Reducir las horas de historia y ciencias sociales conlleva circunscribir y coartar una disciplina que entre otras cosas permite mantener despierta la crítica social, lo establecido, el cuestionamiento a determinados discursos y prácticas hegemónicas, especialmente de aquellos sectores y grupos que pretenden limitar y usurpar lo realmente importante y para aquello, que mejor que a través de la educación.

No se trata solamente de horas más u horas menos, la defensa de nuestra disciplina y la educación, el tema de fondo es que hay que plantearse reflexiva y críticamente ante una forma de gobernar que no es otra cosa que una forma de hegemonizar

miércoles, 20 de octubre de 2010

La Constitución y el rol del CNTV

Ernesto Galaz Cañas
Abogado
Experto en Derecho de la Información y
Libertad de Expresión.




De verdad que hace bastante tiempo que estas practicas del CNTV no se hacían visibles en nuestro país, no solo es muestra de poca tolerancia frente a una creación artística, recordemos que se trato de un programa cómico, que no tiene otra pretensión que aquello, y que fue trasmitido en un horario para mayores, por lo tanto la audiencia era gente adulta con criterio formado y con clara conciencia de elección.
No tan solo la decisión del CNTV limita gravemente la libertad de conciencia, articulo 19 numero seis, sino que además atenta contra la creación artística, que esta consagrada en nuestra Constitución Política, artículo 19 numero 25, y como si esto no fuera suficiente vulnera la libertad de expresión, consagrada en el mismo texto constitucional en su artículo 19 numero doce.
Puesto así las cosas, l pregunta que hay que hacerse, es porque el Consejo Nacional de Televisión toma la decisión de sancionar un programa del Club de la Comedia. Y la única respuesta posible es se trata de proteger la religión, hasta aquí no hay problemas, salvo el pequeño detalle, que el CNTV se trata de un órgano del Estado, por lo tanto su misión no es velar por el respeto de tal o cual credo o religión, que además esta garantido también constitucionalmente, sino que su labor es crear y mantener los espacios de libertad para todos los ciudadanos de este país, y no en erguirse en los depositarios de la doctrina y la fe de una religión o de las religiones.
Por otra parte a nadie que profese la religión católica y que crea de verdad que Jesucristo es el hijo de dios y por lo tanto divino debiera afectarle una sátira cualquiera, sin mala intensión, ya que por cierto la divinidad y sobre todo la fe esta por sobre la terrenalidad de este mundo, a ningún católico de verdad le podría afectar una parodia de esta naturaleza, a menos que su debilidad creyente fuere tal que esto terminara con sus certezas.

EL RESPETO ES PARA LAS PERSONAS, NO PARA LAS IDEAS

Carlos Leiva Villagrán



Un lugar común de la conversación cotidiana es aseverar que “todas las ideas deben ser respetadas”. Como si la adhesión de una persona a una idea implicara que ésta adquiere la respetabilidad de la persona que la sostiene.
La ridiculización de la figura de Jesús en un programa televisivo ha provocado una presentación de cargos del Consejo Nacional de Televisión, que se sustenta en la idea de que el Estado debe proteger a las religiones de la blasfemia (irreverencia hacia lo venerado por una religión) , porque ésta agravia profundamente a personas que consideran sagradas ciertas figuras, símbolos o ideas. Ya sabemos, Jesús es sagrado para los cristianos, como Mahoma para el islam o Moisés para el judaísmo. El carácter sagrado es un atributo asignado en el contexto de la creencia y de la religión. Sin embargo, señalar que la blasfemia, que comprensiblemente es un pecado al interior de la religión, deba tener un castigo público, significa pretender una vez más que lo que es pecado para la religión sea considerado, por extensión, un delito en el espacio público.
Dios, Jesús y la Virgen son ideas o imágenes provenientes de una creencia religiosa, que en el espacio público no tienen más ni menos derecho que otras ideas o imágenes que circulan en dicho espacio, y que se someten a diario al elogio, al debate, a la crítica, a la ironía y al escarnio de los ciudadanos. Que el Estado se alce para proteger de la ridiculización a una creencia religiosa, porque falta al respeto a las personas creyentes, implica considerar a las ideas como si estuvieran adheridas al cuerpo de la persona que las sostiene, situación en la que se comprendería que agraviar la idea sea una ofensa a la persona.
Cuando la caricatura o la parodia de los símbolos religiosos se realizan fuera de los templos en que se les rinde culto no hay ofensa posible. El mundo libre y laico ha establecido un espacio de acuerdo sobre la ofensa, y se denomina injuria, en términos jurídicos, delito contra el honor de una persona. En este caso, como en otros, la ofensiva clericalista procura ampliar indebidamente ese espacio.
Las ideas religiosas, como todas las ideas en el espacio público, no requieren respeto. Lo que necesita de respeto son las personas, su vida, su cuerpo y su dignidad. Negar la crítica de las ideas, y que el Estado establezca que algunas pueden formularse y otras no, y que esta distinción se funde en el carácter sagrado que algunas ideas puedan tener en el espacio privado, implica un notable extravío del rol del Estado en una sociedad moderna, y una pretensión equivocada de otorgar a las ideas la dignidad que corresponde a las personas.

miércoles, 6 de octubre de 2010

La democracia es laica


Manuel Jiménez Guzmán





La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es la síntesis de nuestra historia y el proyecto de nuestra nación en el siglo XXI. Es nuestra ley fundamental, nuestra estructura jurídico-social de convivencia ciudadana y nuestro sustento institucional como Estado mexicano.
Con base en lo anterior, la propuesta para el México moderno consiste en incorporar el concepto laico a la República. Para tal efecto, la definición laica debe ser insertada, mediante reformas y adiciones constitucionales a los artículos 40 y 115 de nuestra ley fundamental.
El artículo 40 fue reformado el pasado 11 de febrero, para quedar de la siguiente forma: "es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica, federal, compuesta de estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental".
El artículo 115, aún no reformado, debería establecer: "los estados adoptarán para su régimen interior la forma de gobierno republicano, representativo, popular, laico...".

Recuento histórico.

En la historia de México se registran las luchas y el pensamiento de nuestro pueblo para avanzar en la confirmación del Estado de derecho que garantice las libertades, los derechos humanos y la justicia social que conforman el sustento de una República laica, democrática, soberana, popular y representativa.
Nuestra actual ley fundamental establece valores y principios laicos irrenunciables y de indudable vigencia y validez.
La educación laica, ajena a cualquier doctrina religiosa y basada en los resultados del progreso científico, ajena a servidumbres y fanatismos; la libertad de creencias y pensamientos que nos otorga el respeto a nuestro derecho de creer o no creer; la soberanía que radica no en una concepción de lo divino, sino en el pueblo; la separación del Estado y las iglesias; la no intervención de las iglesias en asuntos políticos y del Estado; los derechos humanos y la igualdad ante la ley.
La ruta comienza en la época colonial, pasa luego por el difícil periodo de la Independencia, sufre transformaciones a través de la Constitución de 1824, la de 1857, las Leyes de Reforma y, finalmente, concluye en la Constitución de 1917.
Se puede consignar que la Constitución de 1857 surge como resultado de distintos documentos, debates, decretos y leyes. Las Leyes de Reforma fueron fundamentales para la República laica.
La reforma liberal del siglo XIX pudiera definirse como la etapa fundacional de nuestro actual Estado de derecho. Benito Juárez señalaba en Apuntes para mis hijos: "los gobiernos civiles no deben tener religión porque, siendo su deber proteger imparcialmente la libertad que los gobernados tienen de seguir y practicar la religión que gusten adoptar, no llenarían finalmente ese deber si fueran sectarios de alguna".
En 1916, Venustiano Carranza logró convocar a elecciones para los nuevos diputados que integrarían un Congreso Constituyente y entregó el proyecto para las reformas a la Constitución de 1857.
El 5 de febrero de 1917 fue jurada nuestra Carta Magna por el Congreso Constituyente, resolviendo problemas de enorme complejidad, como los conflictos entre el Estado y la Iglesia, el acaparamiento de tierras y riqueza, la enajenación de los recursos naturales del país, y establece una forma de vida democrática sustentada en las libertades, la tolerancia y el respeto a los derechos humanos, todo ello derivado del pensamiento laico, liberal y democrático.

Laicidad, siglo XXI.

La Constitución de Francia señala que: "Francia es una República indivisible, laica, democrática y social que garantiza la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos sin distinción de origen, raza o religión, y respeta todas las creencias".
El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo artículo 1o. señala: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como están de razón y conciencia, deben comportase fraternalmente los unos con los otros".
Estas propuestas ya se encontraban desde la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, que sostenía que "nadie debe ser molestado por sus opiniones, incluso religiosas". Por eso es importante avanzar en la laicidad, como impulso del desarrollo integral de los seres humanos.
El Estado laico no es antirreligioso, al contrario, es la garantía para que nadie sea perseguido por sus ideas o sus creencias, inclusive la libertad religiosa sólo se puede dar en el Estado laico.
El Estado laico se define de igual manera como un sistema político y jurídico que salvaguarda las libertades, la equidad y los derechos humanos en sociedades nuevas, plurales, abiertas, diversas y democráticas. Su importancia radica en principios fundamentales que debemos preservar. Entre ellos garantiza la libertad de conciencia o concepción filosófica para profesar alguna creencia o no.
Sobresale el concepto de igualdad y no discriminación por preferencias, convicciones religiosas, políticas o filosóficas. Atiende las demandas e intereses de las minorías étnicas, religiosas, sociales o de preferencia sexual. Está a favor de la equidad de género, de la libertad de la mujer para decidir sobre su cuerpo y de la investigación del genoma humano.
El Estado laico promueve la enseñanza y educación de la sociedad sustentadas en el conocimiento científico, porque la ciencia vive de lo que descubre, a diferencia del dogma que plantea verdades absolutas que no admiten discusión.
En diversas obras sobre laicidad se señala que esta forma de convivencia colectiva se encuentra más allá de la separación entre el Estado y las iglesias, salvaguardando el respeto a muchos otros derechos y libertades contemporáneas como la de pensamiento, cátedra, de expresión, de participación ciudadana y de culto.
La laicidad hoy la entendemos como un valor universal que inclusive se sustenta en el pensamiento de que el Estado teocrático, para avanzar al Estado laico, debería conformar los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial como instrumentos diferentes a los de la Iglesia.
Hoy la defensa de las libertades civiles, los nuevos descubrimientos e investigaciones científicas y tecnológicas, la lucha de las mujeres de nuestro tiempo forman parte central del Estado laico moderno.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Laicismo Bicentenario

Sebastián Jans



Chile ha iniciado las celebraciones de su bicentenario como país independiente. Son los doscientos años de una Patria que debe acogernos a todos sus habitantes en una común identidad, una misma territorialidad, una misma ley, una misma institucionalidad. Por lo menos así fue concebida por quienes desarrollaron y condujeron la lucha emancipacionista, por quienes, junto a O´Higgins, echaron las bases de una concepción de país, que – a pesar de avances y retrocesos – ha subyacido como una afirmación permanente, y que se repone en la agenda nacional, por parte de las fuerzas del progreso, cada vez que se producen retrocesos.

Es la idea de una Patria inclusiva y de todos, que se manifiesta en la “Declaración de Independencia” y en la “Proclama a los Araucanos”, obra de nuestro Libertador y fundador republicano. Eso es lo que ha dado un carácter a nuestro país, a través de nuestra trayectoria en el concierto de las naciones americanas.

Y quienes concibieron a nuestro país, construyeron su independencia, y establecieron sus instituciones republicanas, lo hicieron a su vez, fundando los principios del laicismo como forma de ordenar la convivencia nacional, sobre la base de reconocer la diversidad de conciencia y el respeto a las distintas creencias. Ello ha prevalecido a pesar de los grandes retrocesos que muchas veces se han consolidado por un tiempo prolongado.

O´Higgins, Padre de la Patria, puede ser reconocido también como Padre del Laicismo chileno, y ello no lo hace a partir de una manifestación discursiva, sino a partir del hecho concreto del construir institucionalidad. No lo hace proclamando la condición laicista de su acción y convicción, toda vez que el concepto de laicismo proviene de una consecuencia de los debates de conciencia de la segunda mitad del siglo XIX, sino que lo hace a partir de una convicción de que la República, por la cual luchó denodadamente, debía fundarse en la diversidad de conciencia.

Es Barros Arana, quien nos lo recuerda en su discurso de homenaje en la repatriación de los restos de O´Higgins: “A principios de 1818, todo estaba preparado para hacer la solemne declaración de la independencia de Chile... Los consejeros de O´Higgins, siguiendo el ejemplo trazado por otros pueblos americanos declaraban el que Chile estaba resuelto a vivir y morir libre, defendiendo la fe católica con la exclusión de otro culto. ¿Sabéis lo que contestó el Director Supremo cuando se le presentó el manuscrito para que se pusiese su venerable firma? … La protesta de fe que observo en el borrador cuando habla de nuestro deseo de vivir y morir libres defendiendo la fe santa en que nacimos, me parece suprimible por cuanto no hay de ella una necesidad absoluta y que acaso puede chocar algún día con nuestros principios de política. Los países cultos han proclamado abiertamente la libertad de creencias… e importaría tanto proclamar en Chile una religión excluyente, como prohibir la emigración hacia nosotros de multitud de talentos y brazos útiles en que abunda el otro continente. Yo a lo menos no descubro el motivo que nos obligue a protestar la defensa de la fe en la declaración de nuestra independencia”.

Aquello fue la antesala de una concepción republicana, que se fue asentando profundamente en aquellos que querían hacer avanzar a Chile, con los fuertes y constantes vientos del progreso por una nueva construcción social. Es la voluntad progresista de establecer los grandes derechos de la Humanidad y la humanización.
Es en esa misma aspiración donde se construyen las figuras de Bilbao y Eduardo de la Barra, como los grandes teóricos de las libertades políticas, sociales y espirituales. Así es como se construyen las herencias de Santiago Arcos, Victorino Lastarria, Manuel Antonio Matta, Pedro León Gallo y Angel C. Gallo, en el campo de la acción política. Esa es la aspiración que se renueva con otros contenidos, con las reivindicaciones femeninas de Martina Barros, Isabel Le Brun, Micaela Cáceres y Eloísa Zurita.

Es lo que está presente cuando se promulgan las leyes laicas, o cuando se impulsa la educación como un objetivo nacional a partir del Estado Docente. Es el impulso que se hace evidente en la emergencia y consolidación mesocrática. Es lo que está presente en la emergencia del movimiento obrero, en torno a las figuras de Luis Emilio Recabarren, Alejandro Escobar Carvallo, Augusto Pinto o Carlos A. Martínez.

Es lo que ha estado presente en las figuras que impulsaron a Chile hacia la modernización y los desafíos del siglo XX: Arturo Alessandri, Pedro Aguirre Cerda, Amanda Labarca, Marmaduque Grove, Eugenio Matte, Juan Antonio Ríos y Salvador Allende. A quienes desde el campo de la educación concibieron a esta como la herramienta para la construcción de la libertad de conciencia y el progreso nacional: Valentin Letelier, Darío Salas, Eugenio Gonzalez Rojas y Juvenal Hernández.

Junto a ellos hay miles de chilenos que bajo la inspiración de la libertad de conciencia han realizado su aporte en el servicio público y en instituciones orientadas al desinteresado servicio a los demás, sin pretensiones de subordinar a los destinatarios de ese servicio a un conjunto de ideas predeterminadas. Son los miles de laicistas que son y han sido funcionarios del Estado, que son y han sido voluntarios de Bomberos, del Bote Salvavidas, de Cruz Roja, de Boy Scouts; que son y han sido educadores y académicos, administradores de justicia, integrantes del sistema público de salud, etc.

Ellos han hecho su aporte a esta Patria que es de todos, y la han construido con la idea de que debe ser de todos. Son los que han comprendido oportunamente las deudas y las falencias, trabajando con decisión por satisfacerlas. Son los que asumen la crudeza de la crítica social para convertirla en una oportunidad para avanzar y convertir los retrasos en avances.

A 200 años de su primer acto de independencia, Chile, en el momento de pasar lista a sus éxitos y fracasos, en el ámbito de su convivencia social reconoce sus retrocesos y sus avances. Los débitos aparecen con una crudeza que asombran, pero ello no objeta la fortaleza de lo que nos identifica como una comunidad nacional, sostenida en convicciones profundas que los fundadores de nuestra República, de nuestro país, nos siguen transmitiendo con la fortaleza de su doctrina.

La convicción laicista que sostuvieron Bernardo O´Higgins, Ramón Freire, Francisco A. Pinto y Manuel Blanco Encalada, por mencionar a los más significativos, es la que renovamos como proyecto nacional de convivencia, cuando celebramos el Bicentenario de la emancipación de Chile.

El laicismo como camino de convivencia y libertad.

Francisco Córdova Echeverría




Todas las personas son diferentes, desde su genética hasta el medio socio-ecológico que los rodea. Somos seres particulares, únicos e irrepetibles. También somos animales comunitarios, familiares, de clanes, de grupos, de identidades, somos una especie con sentido y necesidad de pertenencia. Lo complejo entonces es saber congeniar nuestra particularidad con nuestro impulso de sociabilizar con otros.

Los seres humanos nacemos con el potencial, derecho y necesidad de ser libres. Libres de poder decidir qué queremos hacer con nuestras vidas, de elegir cuál será mi fuente de felicidad y de realización personal, libres de aprender y explorar nuestros sentidos y deseos, de caminar por nuestras verdades y darle sentido a nuestra vida en base a lo que consideramos beneficioso para nosotros.

Ese hermoso potencial libertario debe ser articulado con los hermosos potenciales de los demás, simbiosis utópica que formaría una sociedad en donde cada cual podrá desarrollar sus deseos y máximo potencial socio-cognitivo en convivencia y coherencia con el resto de los sujetos que le rodean. Lamentablemente así como nacemos con la virtud de hacer el bien, lo bello y lo justo, podemos ser avaros, egoístas, insensibles y desproporcionados. Por estos motivos, el ser humano en su lucha constante dicotómica de sociedad/individualismo ha desarrollado durante su historia regulaciones, impuestas-autoritarias o acordadas-democráticas que para bien o mal intentan siempre por medio de la coercitividad, forzar a los individuos a limitar sus libertades en beneficio de un bien mayor.

Estas leyes regulatorias siempre tienen un origen filosófico, un núcleo central ideológico que da el sentido a la sociedad que deseamos formar. Así cada cultura desarrolló sus propias leyes, dioses y rituales, modos de convivencia y de castigo. Pero, el ser humano en su potente evolución cognitiva comenzó a comprender gracias a la mente y voluntad de hombres virtuosos que tenemos un encarnado sentido del bien y el mal cuando nos ilustramos y comenzamos a dar respuesta a las grandes preguntas desde la base de nuestra particularidad. En otras palabras, cada persona tiene el potencial de encontrar sus propias respuestas a sus propias necesidades y orientar estas mismas hacia el bien común. Todo lo anterior nos libera de cualquier imposición dogmática lo que nos asegura nuestro más preciado tesoro, nuestra libertad.

Así, por ejemplo, se comenzaron a nombrar ciertos principios nobles que no necesitan de una divinidad para seguir lo bueno, justo y bello. Libertad, igualdad y fraternidad comienza a sonar fuerte en la vieja Europa, hombres de bien y formados en las artes del humanismo laicista comienzan a manifestar su deseo de liberarse de los fundamentalismos ideológicos para buscar sus propios caminos espirituales.
Así comienzan algunos países a separar fe colectiva del Estado, exigiendo garantías de que nuestros organismos sociales no impongan a la fuerza evidente o de manera agazapada una particular visión de búsqueda de respuestas y de caminos hacia nuestra espiritualidad. Las religiones son tan respetables como las posturas ateas y esotéricas, pero lamentablemente han sido usadas por maleados hombres de poder para controlar sociedades completas con el fin generar beneficios particulares y puestos de poder que garantizan tener a pueblos completos sirviendo a sus necesidades particulares.

De esta manera existen organizaciones administradores de fe que poseen riquezas inimaginables pero que profesan la pobreza y la entrega a los desposeídos a vista y paciencia de todos, aún bajo ese descaro, buscan mecanismos para imponer su visión particular de moral a todos los habitantes de todos los países, y para esto usan sus brazos políticos dentro del Estado, los gobernantes.

Gobiernos de todas las latitudes del mundo, luego de la dolorosa Segunda Guerra Mundial y mediante la Declaración de los Derechos Humanos, manifestaron la necesidad de garantizar por parte de los Estados, que toda persona “tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”. Esto hace incompatible que nuestras autoridades elegidas democráticamente tomen decisiones políticas que pierdan el sentido garante de no afectar el libre albedrío de sus gobernados en los planos morales particulares.

Esta capacidad humana de tolerar la existencia de diferencias entre cosmovisiones morales de individuos se llama Laicismo, siendo éste una forma de garantizar que todas las personas dentro de los marcos del bien común y de lo justo, bello y bueno podrán desarrollar sus propias búsquedas de respuestas a sus preguntas existenciales y espirituales, respetando siempre las leyes que cada sociedad ha construido para sí.

El Laicismo no significa tolerar "todo" como principio, no es una venda ciega en los ojos frente a actitudes llenas de odio, maldad e injusticia. El Laicismo y el laicista no toleran el odio racial, la xenofobia, el clasismo y cualquier otra manifestación negativa que atente contra la libertad de los demás individuos de vivir sus particularidades. El Laicismo respeta las diferencias y garantiza su existencia procurando que estas libertades deban enmarcarse dentro de la vida particular de cada individuo y que las acciones públicas propendan siempre al bien común y a la no invasión de las libertades de los demás. Todos son libres de vivir su espiritualidad de manera particular sin invadir la particularidad del otro y menos obligar a que deba pensar de cierta forma.

Por eso es tan importante que nuestros gobernantes gobiernen de manera laicista, sin mezclar sus creencias particulares con las decisiones del Estado, porque aquello atenta directamente a la libertad que debemos garantizar como sociedad para que todos sean libres de buscar sus propios caminos hacia su felicidad.

El Lamento Mapuche



Luis Riveros Cornejos



Después de logrado el aplacamiento militar de La Araucanía en el siglo XIX –proceso que eufemísticamente denominamos “pacificación”– fueron pocas las acciones efectivas del Estado destinadas a incorporar al pueblo mapuche a nuestra realidad de nación. Mas aún, los obligamos a olvidar su cultura y su lenguaje, los forzamos a seguir nuestros patrones históricos, los dejamos abandonados a su suerte en materia económica y social luego de expropiar sus tierras.

El resultado es un pueblo discriminado, empobrecido, falto de oportunidades en el sentido más amplio del concepto y, por lo mismo, con un creciente resentimiento contra la nación chilena. El esfuerzo integrador que llevó a cabo el país durante el siglo XIX, perdió fuerza y efectividad durante el siglo XX: el Estado chileno mantuvo un sistemático olvido de la realidad y necesidades de los pueblos originarios.

Contradictoriamente, nos hemos mantenido hablando de nuestro orgullo por esa raza mapuche que se opuso tenazmente al dominio español, y que sembró nuestra historia con episodios emocionantes. Pero del punto de vista práctico, ellos han sido olvidados, segregados, innoblemente reducidos a un papel secundario en nuestra propia historia, inmerecidamente respecto a su milenario pasado.

¿Por qué deberíamos entonces sorprendernos ante protestas que bien o mal llevadas reflejan el descontento ancestral por la ausencia de una política efectiva de integración nacional? Se trata de un problema de Estado frente al cual no cabe la visión política pequeña que trata de acarrear aguas a estrechos molinos ideológicos.

Hay que reconocer que el país ha fracasado a lo largo de un siglo para lidiar efectivamente con este problema, y que en estos días de celebración del Bicentenario Chile espera una reacción distinta basada en el humanismo. En efecto, ésta debe ser la base para una nueva doctrina de Estado que permita trasladar el éxito material hacia todos, para producir una efectiva integración nacional y para crear las condiciones de estabilidad social que precisa nuestro futuro.

Publicado en el diario "Estrategia" del 15/09/10

miércoles, 15 de septiembre de 2010

UN HOMENAJE A UN LIBERTADOR DE AMÉRICA




EN EL BICENTENARIO DE MÉXICO



La Excomunión de Miguel Hidalgo y Costilla
“Por autoridad de Dios todopoderoso, el Padre,Hijo y Espíritu Santo; de los santos canones, de la inmaculada Virgen Maria Madre y Nodriza de nuestro salvador, de las virtudes celestiales, Ángeles, arcángeles, tronos, dominios, papas, querubines y serafines y de todos los santos patriarcas y profetas, apóstoles y evangelistas, de los santos inocentes quienes a la vista del santo cordero se encuentran dignos de cantar la nueva canción, de los mártires y santos confesores, de las santas vírgenes y de los santos, juntamente con todos los santos elegidos de Dios, lo excomulgamos y anatematizamos y lo secuestramos de los umbrales de la Iglesia del Dios Omnipotente para que pueda ser atormentados por eternos y tremendos sufrimientos juntamente con Datán y Avirán y aquellos que dicen al Señor ¡Apártate de nosotros! porque no deseamos uno de tus caminos y así como el fuego del camino es extinguido por el agua sea la luz extinguida en el para siempre jamás”.

“Que el Hijo quien sufrió por nosotros, lo maldiga. Que el Espíritu Santo que nos fue dado por el Bautismo, lo maldiga. Que la Santa Cruz a la cual ascendió Cristo por nuestra salvación, triunfante de sus enemigos, lo maldiga. Que la Santa y Eterna Virgen Maria, madre de Dios, lo maldiga.”

“Que todos los Ángeles y Arcángeles, principados y potestades y todos los ejércitos celestiales, lo maldigan. Que San Juan el precursor, San Pedro, San Pablo, San Andrés y todos los demás apóstoles de Cristo juntamente, lo maldigan. Y ojala que el resto de los discípulos y los cuatro evangelistas quienes por sus predicaciones convirtieron al mundo universal y ojala la Santa Compañía de mártires y confesores quienes por sus santas obras se han encontrado agradables al Dios Todopoderoso, lo maldigan”.

“Ojala que el Cristo de la Santa Virgen lo condene. Ojala que todos los Santos desde el principio del mundo y todas las edades quienes se hallan de ser amados de Dios lo condenen, ojala que los cielos y la tierra y todas las cosas que hay en ellos lo condenen. Que sea condenado donde quiera que este, en la casa o en el campo, en caminos o veredas, en las selvas o en el agua o aun en la iglesia”.

“Que sea maldito en el vivir y en el morir, en el comer y el beber, en el ayuno o en la sed, en el dormitar o en el dormir, en la vigilia o andando, estando de pie y sentado, acostado o andando, mingiendo o cantando y en todas las sangrías. Que sea maldito interior o exteriormente, que sea maldito en su pelo, que sea maldito en su cerebro, que sea maldito en la corona de su cabeza y en sus sienes, en su frente y en sus oídos, en sus cejas y en sus mejillas, en sus quijadas y en sus narices, en sus dientes anteriores y en sus molares, en sus labios y en su garganta, en sus hombros y en sus muñecas, en sus brazos , en sus manos y en sus dedos, que sea condenado en su pecho, en su corazón y en todas las viseras de su cuerpo”.

“Que sea condenado en sus venas, en sus músculos, en sus caderas, en sus piernas, pies y uñas de los pies, que sea maldito en todas las junturas y articulaciones de su cuerpo, que desde la parte superior de su cabeza hasta la planta de sus pies no haya nada bueno en el. Que el Hijo del Dios Viviente, con toda la gloria de su majestad lo maldiga y que el cielo con todos los poderes que hay en el lo maldigan y lo condenen”

“AMEN”

Este edicto de Excomunión fue dado a conocer al Padre de la Patria el día 29 de Julio de 1811, antes de ser pasado por las Armas.

Respuesta de Don Miguel Hidalgo y Costilla a su Excomunión.

A la excomunión y terribles anatemas lanzados contra Don Miguel Hidalgo y Costilla por el Obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo – nunca levantados por mas que la Iglesia asegura hoy día lo contrario - El Padre de la Patria respondió con firmeza y decisión.

“Los opresores no tienen armas ni gentes para obligarnos con la fuerza a seguir la horrorosa esclavitud a que nos tenían condenados. ¿Pues que recurso les quedaba? Valerse de toda clase de medios injustos, ilícitos y torpes que fuese, con tal que conduzcan a sostener su despotismo y la opresión de la América ; Abandonan hasta la ultima reliquia de honradez y hombría de bien, se prostituyen las autoridades mas recomendables, FULMINAN EXCOMUNIONES QUE NADIE MAS QUE ELLOS SABEN QUE NO TIENEN FUERZA ALGUNA; PROCURAN AMEDRENTAR A LOS INCAUTOS Y ATERRORIZAR A LOS IGNORANTES PARA QUE ESPANTADOS CON EL NOMBRE DE ANATEMA, TEMAN DONDE NO HAY MOTIVO DE TEMER ”.
“¿Quien creería, amados conciudadanos, que llegase hasta este punto el descaro de los gachupines? ¿Profanar las cosas más sagradas para asegurar su intolerable dominación? ¿Valerse de la misma religión santa para abatirla y destruirla? ¿Usar las excomuniones contra toda la gente de la iglesia, fulminarlas sin que intervenga motivo de religión?”.

“ABRID LOS OJOS AMERICANOS, NO SOLO OS DEJEIS SEDUCIR DE NUESTROS ENEMIGOS; ELLOS NO SON CATOLICOS SINO POR POLITICA; SU DIOS ES EL DINERO Y LAS CONMINACIONES SOLO TIENEN POR OBJETO LA OPRESION. ¿Creéis acaso que no puede ser verdadero católico el que no este sujeto al déspota español? ¿De donde nos ha venido este nuevo dogma, este nuevo artículo de fe? ABRID LOS OJOS, lo vuelvo a decir, meditad sobre vuestros verdaderos intereses; de este precioso momento depende la felicidad o infelicidad de vuestros hijos y de vuestra numerosa comunidad. Son ciertamente incalculables, amados conciudadanos míos, los males a que quedan expuestos, si no aprovecháis este momento feliz que la divina providencia os ha puesto en las manos ; NO ESCUCHEIS LAS SEDUCTORAS VOCES DE NUESTROS ENEMIGOS QUE BAJO EL VELO DE LA RELIGION Y DE LA AMISTAD OS QUIEREN HACER VICTIMAS DE SU INSACIABLE CODICIA” .

Así respondió este hombre extraordinario a la Santa Inquisición y aun prisionero en Acatita de Baján en manos del terrible tribunal mantuvo su actitud digna, aunque atado y a culatazos, le obligaron a arrodillarse para escuchar su sentencia de muerte y degradación sacerdotal.

Al alba del 30 de Julio de 1811 se ejecutó la sentencia por una docena de soldados que le fusilaron. El cadáver de Hidalgo, en una silla colocada en una tarima fue expuesto al público a la derecha de la puerta principal del Colegio de la compañía, hoy palacio de gobierno de Chihuahua, frente a la plaza. Al anochecer se le introdujo al edificio y tendido sobre unas tablas, llamaron a un indio tarahumara para que de un solo tajo le cortara la cabeza con un machete.

Tras una larga peregrinación por Chihuahua, Zacatecas, Lagos de Moreno, León y Guadalajara, para escarmiento de los insurgentes, la cabeza conservada en sal se colocó en una pica y permaneció durante muchos años en la alhóndiga de Granaditas, junto con las de Allende, Aldama y Jiménez, una en cada esquina, hasta que las retiro el pueblo en 1821.

Visto lo anterior ¿Tiene algún caso que el episcopado Mexicano diga que se levantó la excomunión, o que no se le excomulgó? Ninguno, y ahí están las propias palabras de Hidalgo al responder a quienes le anatomizaron.

Aporte enviado por Manuel Jiménez Guzmán, desde México

PUEBLO MAPUCHE, UNA CORAL CONGREGACION DE PORVENIR







Vicente Painel


Los Mapuche (che: pueblo. Mapu: Territorio sagrado) son un pueblo que habita desde era precolombina a ambos lados de la cordillera - Meli Wixan Mapu (Cuatro áreas del territorio)-, en lo que hoy corresponde al Estado de Chile y Argentina. Luego de sendos levantamientos como el del Toki Leftraru (Lautaro) y los vencedores de Kuralaba (1598), Tokis Pelentraru y Angamanon, se consiguió independencia ratificada con el Imperio Español por el Parlamento de Quillen (Quilín) en 1641. La queda fijada en el río Biobio. Ya con la República de Chile, el Libertador Bernardo O´Higgins, establece la voluntad de reconocer el Estado Mapuche (luego será exiliado); Ramón Freire consagra el 7 de Enero de 1825 con el Parlamento de Tapiwe el respeto a la soberanía mapuche al sur del Bío Bio, estipulando la categoría de “pueblos hermanos” entre mapuche y chilenos (posteriormente, Freire también será exilado).

El País Mapuche (Wallmapu) goza de salud por siglos, su historia se sintetiza en una federación comunitaria y economía de potencia ganadera e industria textil – Edad de plata -. El Wallmapu perdura hasta la mitad del siglo XIX en que el Estado de Chile en simultaneidad con el Estado Argentino comienzan una estrategia de combinación de guerra de guerrilla, guerra de movimiento y guerra de posición, consumando un genocidio de 40 años aprox., engullendo la rica área; condenando al pueblo mapuche al subdesarrollo dentro de países subdesarrollados, incorporándolos a un intercambio que los despoja, minando su cultura y socavando su personalidad mediante el racismo.

En la actualidad, se cuentan 604.349 mapuche (Censo 2002) concentrándose en la IX región y las principales ciudades de Chile. No obstante, dada la falta de la variable intercultural en las mediciones oficiales, sumado a los mapuches que habitan del lado argentino, se estima que superan el millón de personas. En 1992 renace el ciclo de demandas mapuche coincidiendo en la emergencia continental indígena. Las iniciativas se entrelazan en la reivindicación territorial desde una matriz agro-cultural, hallando resonancia en la población mapuche migrada en las urbes y algunos chilenos (wenuy) que se identifican debido a la inequidad causada por el neoliberalismo y la transculturización digitada por las disposiciones sistémicas mediático-conductistas.

Desde la mitad del siglo XIX, cuando la “fracción” mercantil y dependiente de Inglaterra (luego de USA) hegemoniza la constitución del Estado, se ha desconocido los Mapuche, solo citándolos como pretérito guerrero – Araucano -, estereotipándolos para justificar una normalidad unidimensional. No obstante, en la actualidad, el Estado de Chile ha ratificado el Convenio 169 de la OIT con lo que se les reconoce como Pueblo Indígena y por ende Sujeto de Derecho. Sin embargo, considerando el ethos del Estado, cabe la posibilidad que el gesto sea un dispositivo de racismo renovado, un reconocimiento de un pueblo con derechos limitados, la creación de un gueto subvencionado de perfil folclórico.

Los mapuche, se han ido organizando de forma independiente a los Partidos Políticos tradicionales; adoptan modos rurales de asociación con sintonía en agrupaciones mapuche urbanas. El despliegue en estas últimas dos décadas los ha visibilizado como actor que si bien no demuestra una dirección única, se evidencia como un movimiento, el único movimiento que ha podido limitar la vorágine neoliberal chilena exacerbadamente consumista, centralista y expoliadora.

Los gobiernos de Lagos y Bachelet declararon terroristas a los mapuche que reivindicaron acciones directas en zona rural. Además, durante estos gobiernos, fueron asesinados por Carabineros los comuneros Lemun, Catrileo y Collio – asunto totalmente impune -. Existen decenas de comuneros que se encuentran presos por juicios espurios; varias comunidades mapuche sufren la excepcionalidad del Estado de Derecho - Estado de Derecho por cierto, que reitera un historial de represiones que hacen concebir la excepcionalidad como confirmación del mismo-. Hoy, el gobierno de Piñera – Derecha secular -, enfrenta una Huelga de Hambre de Presos Políticos Mapuche (condenados por la Ley Antiterrorista creada por la dictadura de Pinochet y aplicada por la Concertación). La movilización devela la indignidad de las autoridades en pleno Bicentenario.

Las perspectivas de los Mapuche pasan entonces: por la libertad de sus activistas y el desarrollo del carácter popular, ambiental, provincial y andinista que potencialmente han ido portando; por la sensibilización internacional ante el apartheid sofisticado y tecnológico del Estado; y por el pueblo chileno que despierte del letargo ansiolítico en que se amarra por altas dosis de deudas y vulnerabilidad.

sábado, 3 de julio de 2010

ALERTA EN LA ACADEMIA



Danny Monsálvez A.

El domingo 20 de junio, nos enteramos a través de la prensa que el Jefe de Educación Superior del MINEDUC, entregaba algunos detalles de lo que el actual gobierno desea impulsar en cuanto reforma al sistema Universitario. Entre ellos se alude una nueva institucionalidad, financiamiento, créditos, becas Chile y terremoto.

El punto es que como de costumbre, las cosas se anuncian por la prensa y se instalan los lineamientos sobre el cuales hay que comenzar a dialogar. En ese sentido, la reforma que propone el gobierno de Sebastián Piñera, apunta -por ejemplo- a algunos temas sumamente delicados: se pretende reunir a “todas” las universidades del país en una única institución. Lo anterior, bajo la política que propone la OCDE. En segundo lugar, un financiamiento que apunte a la entrega de recursos a través de fondos concursables donde todos los planteles participen.

Al respecto, el mundo de la academia, específicamente el mundo de la Universidades del Consejo de Rectores, pero específicamente sus rectores, académicos, alumnos y funcionarios deben estar atentos ante esta arremetida que pretender llevar adelante el gobierno, al situar a “todos” los planteles universitarios en un mismo nivel, “omitiendo” con ello -entre otros aspectos- el trascendental aporte que las Universidades tradicionales han hecho y hacen al país.

La Universidad no es solamente un grupo de sujetos sentados en una sala de clase, bien figurando en los medios con una que otra actividad de extensión o firmado convenios de “asistencia” con algunas reparticiones estatal o privada. Una Universidad que se considere como tal debe desarrollar un nivel superior de docencia (pre y postgrado), investigación, publicación, difusión, extensión y un estrecho compromiso con su medio social; pero además de aquello, debe ser un espacio pluralista, tolerante, abiertos al debate y crítica; una autentica unidad, pero basada en la pluralidad, diversidad y no una especie de “guetto”, o bien al servicio de determinados grupos de poderes (formales y fácticos) económicos o religiosos que buscan a través de la educación, la formación de sus propias elites para de esta forma llevar adelante su hegemonía en la sociedad.

Ante esta iniciativa gubernamental, la academia debe sacudirse del letargo, informarse y promover un auténtico debate de ideas, que surja desde y para la academia y no que un grupo de políticos (funcionarios), tecnócratas o llamados especialistas vengan a imponer su propia visión de cómo hacer Universidad. Aquí no se trata de un peso más o un peso menos, sino que llegó la hora que el Estado asuma el compromiso con la educación y no siga ahogando a las Universidades bajo un sistema de financiamiento que cada día avanza más hacia su privatización y mercantilización.

(Columna de opinión publicada en El Diario de Concepción, jueves 1 de julio de 2010, p. 2.

martes, 29 de junio de 2010

SUELDO MINIMO, SUELDO ETICO, SUELDO JUSTO.




Sebastián Jans


En los últimos días, a través de los medios hemos sido testigos de la discusión que se ha dado en el Parlamento sobre el salario mínimo. Ello ha reflotado el planteamiento de la Iglesia Católica, en torno a la necesidad de un sueldo ético, es decir, aquel establecido sobre una convención entre los que legislan y los que pagan, sobre lo que éticamente una persona necesita como mínimo para vivir en condiciones de dignidad.
Las autoridades nacionales, independientemente de su signo político, desde hace muchos años, han establecido un salario mínimo con fuerza legal, estableciendo una cuantía básica obligatoria a cancelar por la jornada legal de trabajo. Esto con la idead de impedir el abuso patronal y garantizar un piso de ingreso a quienes viven de la venta de su mano de obra en los procesos productivos o de generación de servicios en el mercado.
Como toda normativa que establezca condiciones reguladoras, la existencia del sueldo mínimo tiene encontradas opiniones, según el interés de quien las formula. En todos los países donde se ha establecido, siempre ha existido un debate sobre su continuidad y sobre los montos involucrados.
Para los economistas proclives a las visiones monetaristas o librecambistas, tan cercanos siempre a los grandes intereses económicos, el salario mínimo es un mal innecesario que coarta el dinamismo del mercado laboral, que establece distorsiones en los precios de los productos, que resta competitividad, que aumenta el desempleo, etc. Seguramente, porque prima la idea de que las actividades humanas están determinadas por el mercado, y no el criterio de que el mercado debe estar sujeto a las actividades humanas.
Para quienes perciben el salario mínimo o quienes miran su efecto desde miradas mas solidarias, la cifra que legalmente determina su monto siempre será percibida como insuficiente, sobre la base de que, efectivamente, su monto está muy lejos de lo que constituye un mínimo esperable para garantizar condiciones básicas de existencia para quienes lo reciben, los que se encuentran siempre en los niveles más precarios de la educación, de las oportunidades y de la consideración social.
Obviamente el salario mínimo no genera oportunidades, no permite acceder a una mínima calidad de vida y está en la línea de sobrevivencia básica para quien lo percibe, y bajo esa línea cuando hay un grupo familiar dependiendo de ese ingreso. Un salario mínimo, como bien sabemos, permite solo condiciones mínimas de alimentación, vestuario y movilización, y habitualmente ni siquiera hace posible la existencia de esa trilogía elemental.
La idea del sueldo ético, lo que viene a proponer es que debe existir una convención social sobre lo que mínimamente debe ganar una trabajador, lo cual se ha traducido en una cifra propuesta, conocida por la opinión pública, y que bordea el monto que percibe un porcentaje mayoritario de la fuerza laboral del país.
Obviamente, el sueldo ético es un concepto que ha generado un debate, que no ha tenido toda la envergadura que debiera tener algo que es tan relevante para la gran mayoría de los chilenos, toda vez que no toca el quid del tema salarial del país. Y no lo toca porque pone el acento solo en otro tipo de sueldo mínimo, cuando en realidad lo que está en la percepción general de la masa trabajadora, es que no existe justicia en la determinación de los salarios por parte de los empleadores.
Lo que se percibe en general, es el deseo de quienes viven de un salario de que se puedan determinar sueldos justos. No es posible, desde luego, que un trabajador que recibe el sueldo mínimo tenga una remuneración 35 0 40 veces inferior a la que recibe quien ejerce funciones gerenciales dentro de la empresa. No es posible que haya tanta distancia entre un sueldo gerencial y quienes hacen posible el éxito de la empresa desde la implementación efectiva de las acciones que permiten su desarrollo en el mercado.
Este hecho es lo que determina la inequidad sustancial del sistema económico, y la acentuación de las abismales diferencias entre ricos y pobres en nuestro país. Si hay países injustos en el mundo, desde el punto de vista de la desproporción en el ingreso y en la riqueza, el nuestro tiene patente ganada, y concursa en los primeros lugares.
Cuando hablamos de justicia, estamos hablando de una voluntad de dar a cada quien lo que le corresponde, sobre la base de cuestiones esenciales que hacen posible la validez humanitaria de cada trabajador, desde la perspectiva de los principios de reciprocidad y equidad, repartiendo cargas y ventajas de acuerdo a las exigencias del proceso generador de riquezas y los resultados de toda actividad en los mercados.
Es un hecho que la idea de justicia no está en la práctica empresarial en nuestro país, y no hay una estrecha relación entre la ética empresarial y la ética social, para establecer las convenciones necesarias que hagan posible la justicia en los sueldos. De este modo, los éxitos de la economía chilena no han llegado de un modo decisivo a quienes han laborado intensamente para hacerlos posible. Así, no ha existido proporción entre las ganancias de los empresarios y los ingresos de sus empleados, entre los sueldos de las gerencias y los sueldos de los empleados de menor nivel en la escala de responsabilidades.
Históricamente, las organizaciones de trabajadores del país han planteado la demanda del sueldo justo, en relación precisamente con el desequilibrio entre los altos sueldos y los sueldos de subsistencia. Ello ha tratado de subsanarse a través de los reajustes porcentuales. Es lo que ha subyacido en las negociaciones colectivas de modo determinante, desde sus orígenes en la legislación laboral chilena.
Sin embargo, las organizaciones de trabajadores, en el tiempo actual, no han logrado establecer el debate, que debiera cruzar a la sociedad chilena de modo determinante, en relación a la inequidad en las remuneraciones, que plantea una condición de injusticia manifiesta por la desproporción que la caracteriza. La aspiración de sueldos justos, en consecuencia, se pierde en los laberintos de la discusión del sueldo mínimo o del sueldo ético, cuando lo que está en juego es una concepción en la determinación salarial que no se basa en la valoración equitativa de los distintos aportes al proceso de generación de riqueza que hacen los trabajadores.
De este modo, el sueldo justo seguirá siendo una aspiración lejana, pero no por ello menos certera sobre lo que corresponde en una sociedad civilizada. Al fin y al cabo, en las sociedades más avanzadas, es donde menos importancia tienen los salarios mínimos legales, como consecuencia de criterios de justicia y equidad, y de los equilibrios que se originan entre los sueldos más altos y los más bajos.


Publicado en Tribuna del Bio Bio, el 23 de junio de 2010.

domingo, 27 de junio de 2010

Carta para la sociedad


Este texto es autorreferencial por donde se le mire, pero espero que la interpretación de lo que expreso sea de un carácter más amplio. Hace un par de años comencé a conocer gente muy ilustrada de las décadas más variadas, hombres con pelos blancos y otros imberbes. Todos ellos muy especiales, no hay cómo no sacar algo de una conversación, aprendes, modificas tus paradigmas o anclas aún más tus principios. Todos y cada uno son diferentes, todos y cada uno tienen sus temas particulares, laicos, ateos, creyentes, inclinados a la derecha, inclinados a la izquierda, militantes y no militantes, pero todos tenemos algo en común, esa sensación o convicción que la cosa pública no anda bien. Las quejas son de ida y vuelta, desde la separación del Estado y la Iglesia a temas más finos como algún decreto municipal o ley sobre lo que sea, todos concordamos en que la sociedad ha perdido valores, o que quizás ha adquirido algunos que no son sanos bajo nuestra mirada; que el consumismo, que el individualismo, que la educación, que la cosa por acá y los negociados por allá.

Ya son una rutina las catarsis sobre los partidos políticos y sobre el golpe del 73 con su consecuente constitución, son pan y mermelada de cada reunión. Como no podemos ir más lejos en el diagnóstico de nuestra sociedad, lo podemos repetir pero agregándole el aliño de la coyuntura, ahí nos sirve de nuevo como herramienta de retórica y queda listo para ser usado una vez más. Y no dejemos de lado esas series de discursos y de conversaciones, “si estoy de acuerdo”, “hay que hacer algo”, “puta la gente que es hueona”, que concluyen con las manos estrechadas frente a un pacto de unión de conceptos, y todo eso ¿de qué nos sirve?

De qué nos sirve hablar de lo rojo que es el color rojo, de qué nos sirve criticar a la sociedad y su individualismo si no somos capaces de hacer algo en conjunto. De qué nos sirve vociferar que los padres no tienen tiempo para con sus hijos, si muchos tienen a su nana a cargo de los niños. De qué nos sirve teorizar por meses sobre la redondez del círculo si no somos capaces de dibujar uno. De qué nos sirve pelar a la derecha y a los concertacionistas vendidos que velaron por sus propios intereses si nosotros no hacemos nada que no vaya por los nuestros. De qué nos sirve cuestionar la participación ciudadana si no participamos ciudadanamente de manera más amplia. De qué nos sirve hablar de laicismo si no tenemos laicistas dispuestos a acoger a un pobre, darle de comer, lavarlo y educarlo. De qué nos sirve hacer gárgaras de la mala educación si no nos esforzamos en educar a los que no saben. De qué nos sirven todos los libros de filosofía, sociología y política que tenemos en los estantes si sólo los usamos para ratificar que todo debería ser de otra forma. De qué nos sirven expertos en educación, en urbanismo, en derecho, en salud, y en lo que sea que haya si todo quedará escrito en el muro de los buenos deseos e intenciones.

No sacamos nada como sociedad ilustrada y privilegiada, no sacamos nada como ciudadanos informados y críticos, no sacamos nada como estudiantes con hambre libertaria, no sacamos nada como trabajadores cansados, no sacamos nada si no tenemos un cuerpo político y bases ciudadanas que bajen nuestras lucubraciones a la calle. Si no somos capaces de sentarnos a hacer lo que de decimos que hacemos y deseamos, estamos cayendo en una retórica catársica, inútil y hasta inconsecuente., Ningún cuerpo de ideas es útil mientras no tenga una maquinaria humana que la aplique en la sociedad. Se necesita mano de obra política, se necesitan adherentes, simpatizantes, militantes, fanáticos, volanteantes, zalameros y amigos vociferantes que hagan realidad lo que tenemos como idea.

Estoy cansado de hacer seminarios para que vayan los mismos de siempre a reafirmar que el cielo es lo que está en las cabezas y que la tierra es lo que los afirma, estoy cansado de sentarme a sólo hablar, estoy cansado que me presenten personas que saben todas las soluciones a nuestros problemas, eminencias y museos vivientes de un pasado refrescante. Estoy cansado de las porras de aliento y los gritos de lucha que sólo generan ecos, estoy aburrido de transitar a punta de sobadas de espaldas por el mundo de los medios, municipios, ong´s y empresarios que quieren lavarse las manos con un poco de jabón de solidaridad mediática.

La cosa es simple, o lo hacemos todos juntos o decididamente lo haré sólo o con otros, otros que hagan en terreno tantas cosas como lo que declaran querer hacer. Si deciden que lo haremos juntos, hagámoslo pero no mañana o pasado, esto lo necesitábamos para ayer. Opté por no ser un asistencialista de mi propia vida y que mi discurso sea mi consuelo moral, no quiero ser de esos que por no perder o arriesgar las comodidades de su vida ha tenido que bancarse un disco rayado que repetirá la misma frase de siempre como mantra de su ineficacia ideológica y cobardía política.

martes, 8 de junio de 2010

Derechos de la Mujer.




El 28 de Mayo recién pasado se celebró el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres Derechos Sexuales, Derechos Reproductivos y Derechos de Ciudadanía. La convocatoria en Chile estuvo a cargo del Foro de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos. Las demandas mínimas que se plantearon para esa jornada son las expresadas a continuación:

• La salud integral como derecho universal y garantizada por el Estado, sin discriminación de ningún tipo.
• La entrega de anticonceptivos de calidad para todas las mujeres en edad fértil, incluyendo la anticoncepción de emergencia.
• Responsabilidades compartidas de hombres y mujeres en materias de sexualidad, reproducción, cuidado de hijas e hijos, tareas domésticas y cuidado de la salud familiar.
• El derecho a ejercer la sexualidad independiente de la reproducción.
• La despenalización del aborto y atención humanizada del aborto incompleto en los Servicios de Salud Pública.
• La aprobación del Proyecto de Ley Marco de Derechos Sexuales y Reproductivos.
• La educación sexual integral, laica y científica, impartida en todos los niveles educativos.
• La entrega del Condón Femenino en los Servicios de Salud, y provisión garantizada de condones masculinos.
• Atención garantizada y de alta calidad para problemáticas prioritarias de las mujeres, como el impacto de la violencia sexista, la prevención y tratamiento de ITS/VIH/SIDA, prevención del embarazo en adolescentes, enfoque intercultural de la salud, entre otros.

Para Iniciativa Laicista es un motivo de compromiso con los valores que sustenta, adherir a esas demandas.

sábado, 22 de mayo de 2010

SALUD, TERREMOTO Y TSUNAMI




Sigifredo Martin Vyhmeister

Para darse cuenta de la magnitud y el impacto que causó, causa y causará terremoto y tsunami del 27 de enero pasado en la salud de los chilenos, debemos de conocer como eran las condiciones anteriores a tal evento. Uno de los aspectos a considerar son las camas hospitalarias con que se cuentan.
Es así que se tiene conocimiento sobre el número de camas hospitalarias públicas con que se contaban en el año 1939 -1942, durante el gobierno de don Pedro Aguirre Cerda, era de 26.000 camas, número publicado en los Cuadernos Médicos Sociales, por el Ministro de Salud de esa época, don Salvador Allende Goznes, y la población chilena era de 3.500.000 habitantes.
Mas tarde con ocasión del primer censo nacional, y con el nacimiento del Servicio Nacional de Salud en el año 1953, se obtienen los primeros datos fidedignos sobre el número de camas hospitalarias públicas y que era de 24.572 camas, y la población chilena era de 4.000.000 de habitantes.
El sistema publico fue aumentando en forma constante, el número de camas alcanzando su peak el año 1979, y cuyo número nacional era de 34.782 camas.
Desde 1979 el número de camas hospitalarias publicas fue constantemente bajando, proceso que continúa hasta ahora. Esta tendencia a la baja se explica por varios factores, y es una tendencia mundialmente generalizada. Dentro de las explicaciones, esta el avance de la medicina, a las variables epidemiológicas, al aumento de la tecnología, que hacen que la permanencia de las gentes sea mas corta en los hospitales, como también los reenfoques que se les da a los pacientes crónicos y psiquiátricos, que son integrados a la familia y con ello a la comunidad.
Existe, sin embargo, una paradoja en la década de los años 1990, en donde se inauguraron hospitales, pero se redujeron el número total de camas.
Fue en esos años, por primera vez en décadas, que se construyeron hospitales nuevos y así como en la Región Metropolitana se construyen el hospital Padre Hurtado, el Pino y el San José, que aportaron de manera efectiva camas nuevas. Sin embargo la tendencia a la baja se mantuvo del número total de camas en la red, siendo el periodo entre los años 1995 y 2005 el periodo de mayor descenso.
Antes del terremoto, el número de camas públicas disponibles era de 26.372, y la población chilena alcanza a los 18.000.000 habitantes.
La OMS recomienda que se dispongan de 4 camas por 1000 habitantes, lo que hace que Chile necesitaba un número de 66.000 camas, número muy lejos de las que se contaban antes del terremoto. Sin embargo, a pesar de ello, los indicadores de salud, como es la mortalidad infantil, las esperanzas de vida, las morbilidades, como la mortalidad general, en el transcurso del tiempo desde la creación del Servicio Nacional de Salud en el año 1953, han ubicando a Chile en una situación expectante, a pesar de no cumplir las normas recomendadas internacionalmente en cuanto a disponibilidad de camas hospitalarias.
Es justo también reconocer que estos avances también colaboran otras variables como son la vivienda, el disponer de agua potable, el manejo de las basuras, y de contar con alcantarillado.
Con el terremoto se perdieron 4.731 camas, disponiendo la red publica actualmente de 21.641 camas, y cuyas distribuciones es variable según las regiones, siendo estas camas las únicas existentes en ciertas regiones, y en donde el índice ocupacional antes del terremoto era mucho mayor que el índice optimo.
El sistema privado, no tiene cobertura nacional, y el 86,6% de estas camas hospitalarias privadas se encuentran en la Región Metropolitana y en otros centros como son Viña del Mar, Concepción, Antofagasta y Arica, y tienen un índice ocupacional de 57%.
En la mayoría de las regiones no existen camas privadas, y en muchas regiones las Isapres recurren a las camas hospitalarias públicas.
Con el terremoto se produjeron 486 muertos y 79 desaparecidos, con 800.000 damnificados y con 200.000 viviendas destruidas, no incluyéndose en estas cifras los afectados
Un primer reporte post terremoto efectuado el 16 de marzo por la misión OPS y Minsal fue determinar el nivel de daños estructurales en la red hospitalaria, de manera de restablecer la red asistencial, para ello se realizó una evaluación de los daños en la infraestructura de salud, se reforzaron los sistemas de vigilancia epidemiológica en comunidades vulnerables, se reesforzó el control sanitario( manejo de basuras, roedores y saneamiento básico, manejo de escombros), provisión de agua potable, y vigilancia epidemiológica en albergues y campamentos, programas de equipamiento básico hospitalario y programas de vacunación, como también planes complementarios de salud mental se implementaron.
La situación de la red asistencial tras el terremoto es 130 hospitales con algún tipo de daño, de los cuales 54 hospitales tienen dificultades menores, 8 que requieren reparaciones profundas y 17 tendrán que ser reconstruidos completamente.
Una estimación de las pérdidas en salud se estima en US$ 2.700 millones en 25 hospitales, lo que constituye en diez veces lo invertido durante la última década
De los 130 hospitales con problemas 21 se encuentran en la Región de Valparaíso, 31 en la Región Metropolitana, 15 en la Región de O´Higgins, 13 en la región del Maule, 28 en la región del Bio-Bio y 22 hospitales en la Región de la Araucanía.
De un catastro de hospitales con daños, que corresponde al 71% de toda la red del país, se encuentran operando sin problemas 51, requieren reparaciones 54, y reparaciones estructurales 8.
Dadas las condiciones en la zona afectada, aumenta el riesgo psicosocial de la población expuesta a emergencias y desastres, es así como aumentan el stress post traumático, y afecciones mentales, fatigas, insomnios, irritabilidad, cefaleas, dolores musculares, etc.
Morbilidades que emergen posteriormente y que son gatillados, por la perdida de las condiciones de la vivienda, el hacinamiento, el almacenamiento y uso del agua, la calidad del agua potable, los riesgos ambientales que surgen como son las causadas por las excretas, los residuos sólidos, los escombros, la disposición de las excretas, la inocuidad de los alimentos, el surgimiento de vectores de enfermedad, la pérdida o la disminución de la higiene y el invierno, harán surgir la prevalencia de otras patologías que las existentes previo al sismo.
Para solucionar todos estos problemas o prevenirlos deberán destinarse muchos recursos. Para reparar las infraestructuras hospitalarias, y prevenir las posibles patologías para la cual deberán implementarse programas extraordinarios de vacunaciones, como son para la hepatitis A y la fiebre A1H1, y un saneamiento ambiental posible.

domingo, 16 de mayo de 2010

Un laicismo para los días presentes



Luis Riveros Cornejo
Publicado en La Nación el 04 de mayo de 2010


El laicismo brindó una larga lucha republicana durante las tres primeras décadas del siglo XX por lograr independencia entre el Estado chileno y la Iglesia. No estuvo tal debate desprovisto de fuerte controversia, en la cual terciaron tanto los viejos adalides de la masonería, fuerte en el sector educacional y con influencia en los gobiernos de la República, aún de distinto sello, como asimismo los más conspicuos conductores de la Iglesia. José María Caro, por ejemplo, más tarde cardenal de la misma, escribió un opúsculo en los tempranos ’30, denominado “Descorriendo el velo”, en el cual acusaba a la masonería de una serie de prácticas que la convertirían en una institución execrable. El progreso en materia intelectual, la mayor apertura que ha ido logrando la sociedad chilena, la mayor tolerancia y respeto por las ideas ajenas, y la evidente mayor diversidad que prevalece a nivel de la composición social, han puesto esos viejos debates en una perspectiva distinta y mayormente constructiva.
Quizás tuvimos que esperar mucho. La experiencia de las dictaduras en el mundo durante el siglo pasado, nos enseñó que la tolerancia era efectivamente una herramienta de progreso social que debía conseguirse activamente. La intolerancia había conducido a la tragedia nazi en Europa, como también al desastre que significó para España su guerra civil y la posterior dictadura franquista. El ideologismo sumado a la intolerancia llevaron a las dictaduras tras la cortina de hierro, que silenciaron y persiguieron a quienes no compartían las opiniones oficiales. Fue esa intolerancia la que condujo progresivamente a la sociedad chilena a un enfrentamiento que terminó trágicamente y que se prolongó en una dictadura militar que persiguió por ideas. Por eso, la discusión sobre laicismo y tolerancia se coloca hoy en una perspectiva distinta, separando los temas políticos de aquellos religiosos, luego de haberse experimentado tanto dolor y fracaso en medio de tanto sufrimiento de sociedades enteras.
La lucha del laicismo hoy, en todo el mundo, se vincula con defender la libertad de pensamiento, ese viejo ícono de las sociedades occidentales construidas durante el siglo XIX y comienzos del XX. Libertad que necesita, indudablemente, que el Estado no responda a un cierto pensamiento, un conjunto de ideas que lo hagan parte de uno de los sectores que se disputan la fe de los creyentes. En el ámbito del respeto por todos se ha ido avanzando en construir estados que no sólo han de respetar, sino proteger el pensamiento de todos, como sus opciones valóricas, religiosas y políticas. En tiempos de las viejas luchas por el Estado laico, eso era visto como un simple desaire a la potestad que debía ejercer la religión mayoritaria sobre las demás, garantizando ser una especie de vigilantes respaldados por un potente Estado; la Inquisición no fue sino una muestra de esa forma de “protección”. Hoy nos resulta más natural aceptar que hay distintas formas de ver al mundo, que todas deben respetarse y que el esfuerzo común debe estar justamente en eso: construir normas de mutuo respeto. En definitiva, eso es la democracia en su perspectiva más profunda y significativa.
Por eso hoy también en muchos países, la masonería y las iglesias trazan caminos compartidos por construir ese respeto por las instituciones y por la libertad del hombre, protegiendo la diversidad esencial en nuestra sociedad humana. En el pasado las luchas eran más encarnizadas, como también las persecuciones que aludían a los masones como practicantes de ritos infernales o simplemente ofensivos al pensamiento religioso. Hoy, cuando muchos masones pertenecen a los distintos credos religiosos y se comprometen a buscar una verdad en común, bajo la aceptación de las ideas de otros y una fórmula común que les permita a cada cual adorar a su propio Dios, las cuestiones han pasado a un terreno menos emocional y mucho más racional. Al fin y al cabo, se descubre que al final del camino es el humanismo la gran piedra angular para construir una sociedad de respeto, crecimiento moral e intelectual y protección a las ideas de cada uno.
Muchas veces se ha hablado de educación laica como opuesta a aquella que se brinda bajo el amparo de una iglesia. En verdad, toda la educación debe ser laica en la medida en que seamos capaces de presentar ante nuestros niños y jóvenes las verdades fundamentales, practicando el “Conocer para creer”. Laicos y religiosos tienen mucho que compartir en el marco del respeto mutuo y de las preocupaciones compartidas por el ser humano, su progreso y realización material